Nuestro capítulo forma parte de la Parshá (sección) de Kedoshim. Esperaríamos que para ser santos deberíamos realizar acciones espirituales inusuales. El que observa profundamente ve que se trata de acciones triviales y elementales pero el hecho del afrontamiento diario es el que le permite al hombre alcanzar la santidad.
La extensa nómina de preceptos y transgresiones, que caracterizan a la santidad, es un compendio de hechos que por lo general no se producen intempestivamente, sino que son situaciones en las que la persona ingresa lentamente y en cada ocasión le resulta más fácil y más simple dejarse arrastrar hacia su interior. Hay personas que se sienten presionadas, de a poco, por el dinero. La persona se encuentra cada vez más en una situación de mayor presión, un poco más urgente. Esta cuestión de no robarán, no cometerán fraude, no mentirán unos contra otros-¿Acaso éstos no son hechos que cualquier persona puede llegar a cometer? Resulta que en el marco de una dura realidad, un hombre de la comunidad también se deteriora.
La erosión constantejunto con una sensación de que el hecho es aceptado por la sociedad, crean la sensación de que cuando hago ciertas cosas, grandes y pequeñas, las mismas ya no dan una sensación de horror repentino, de un acto ofensivo. También en el episodio del incesto, como fuera dicho entre muchos de los comentaristas, parte del problema se origina a partir de la realidad cotidiana y del acercamiento. No se trata de alguien que repentinamente ingresa en él un instinto incontrolable; sino que las relaciones se desarrollan, toman forma y cambian de forma-hasta que de repente la persona se ve envuelta en algo que ni siquiera él creyó que era posible. Este proceso no se da de inmediato ni en un día, y no porque no se puede soportar la carga. Sino que soportar la carga de la rutina diaria es mucho más compleja. Ninguno de ellos crea resiliencia en el abismo, es solo una pequeña guerra contra las pequeñas cosas, pero una guerra que no tiene fin.
La contienda que se da en estos hechos es un enfrentamiento por la santidad. Se trata de hecho, de una larga nómina de pequeñas exigencias, ninguna de ellas es excepcional, ninguna es exagerada, pero se repiten día a día. Y el mismo hecho de no quebrar este orden-es en sí mismo lo que genera los más altos niveles de santidad.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Jaiei Olam: Sijot al Parshat Hashavua", publicado por "Maguid".