A lo largo de la Meguilá se muestra la lucha interna en Beit Léjem respecto a la pertenencia de Rut a la casa de Israel, para así continuar el linaje familiar que dará
lugar a David, rey de Israel.
En un principio, la visión fue pesimista respecto a un futuro incierto. El desarrollo de los acontecimientos fue gestando posibilidades de reconocimiento y se da un
giro en la percepción de Naomi. Rut está llena de dudas, pero de pronto tomó iniciativa y la conducta que asumió desde un principio fructifica. Finalmente,
Bóaz manifiesta su deseo de redimirla a ella y a los campos de Elimélej.
En este versículo se suma una bendición menos tradicional:
“Sea tu casa como la casa de Péretz”. Péretz es el hijo de Tamar con Yehuda (Bereshit 38:29). También en este caso hubo cuestionamientos que finalmente fueron
rechazados y la simiente de ellos tuvo una digna continuidad. ¿Quiénes son los descendientes de Péretz?
Justamente los pobladores de Beit Léjem en el área de la tribu de Yehuda. Frente a ellos se presentó Bóaz y sustentó en la práctica lo que en teoría se trató y se
aprobó en el Sanhedrín con anterioridad. Las mujeres moabitas o amonitas,
convertidas conforme a la ley, serán aceptadas en la congregación de Israel y podrán contraer enlace con los judíos, sin reserva alguna.
A partir de este momento, ya no se llamará más “la moabita” sino solamente Rut o “la mujer” o “esta joven”.
Rut será “la mujer que entra en tu casa”. A partir de este momento su linaje será el de Bóaz y el de la gente de Beit Léjem. Rut encontró un hogar que
la recibió con los brazos abiertos: la casa de Bóaz y por extensión, todo Beit Léjem se transformó en su casa.
Extraido del libro de Rut, Rabino David Tabachnik
Nueva traducción del hebreo exégesis y comentarios referentes al texto bíblico de Meguilat Rut.