"Y cubrió la nube el Ohel Moed. Y la Gloria del Eterno llenó el Mishkan- tabernáculo. Y Moshé no pudo entrar en el Ohel Moed –tienda de reunión- al posarse allí la nube, pues la Gloria del Eterno llenaba el Mishkan. Y al alzarse la nube marchaban los hijos de Israel en su andar, si la nube no se alzaba ellos no se marchaban, solo lo hacían cuando la nube se alzaba. Y la nube del Eterno estaba sobre el Mishkan de día y con fuego durante la noche, a los ojos de la casa de Israel en todos sus viajes"
Preguntas
• ¿Qué representa la nube? ¿La nube es lo mismo que el “Kevod Hashem" (la gloria del Eterno)?
• ¿Qué representa el fuego?
• ¿Por qué Dios se representa de esta manera?
• ¿El Mishkan es lo mismo que el Ohel Moed, o son dos cosas diferentes?
• ¿Por qué, cuando la nube cubrió el Ohel Moed, Moshé no podía entrar?
• ¿Por qué primero se refiere al pueblo como: “Los hijos de Israel” y luego como: “La casa de Israel”?
• ¿Para qué hace falta dos columnas, una de fuego y otra de nube?
• ¿Por qué no alcanza solo con una columna?
Respuestas
En varios lugares Dios se representa como fuego: en la zarza ardiente, en la columna de nube y fuego, en el monte Sinai cuando Moshé sube al monte etc.
La nube y el fuego son dos cosas distintas. El fuego representa la Gloria de Dios. Lo vemos claramente al final de Mishpatim donde dice que “la Gloria de Dios se parecía a un fuego devorador” 24:17. Además allí nos dice que la nube estaba a los pies del monte y el fuego en la cima.
Sin lugar a dudas el fuego es algo más impactante que la nube. El fuego es más elevado, es luz, por eso representa la revelación. No obstante el fuego también consume, tal como dice acerca de Dios “Es un fuego que consume” es decir, impone distancia y respeto.
La función de la nube es cubrir, ocultar, como en un día de neblina que no se ve nada claro. Tal como está escrito en Reyes I 8:12, cuando el rey Salomón inaugura el Templo de Jerusalem allí dice “El Eterno ha dicho que habitará en medio de densas nubes” es decir que Dios habita en medio de la nube.
También podemos indicar que la nube es la “pamalia”- la guardia real del rey. El rey, no se mueve solo, siempre es acompañado por su séquito. De este modo, si veo la cohorte del rey o la guardia real, esto me hará deducir que el rey se encuentra en ese lugar, aunque en realidad no lo estoy viendo a él.
Análogamente, los ángeles también cumplen la función de la nube, me refiero a que ocultan a Dios. Al hacer ellos las tareas en este mundo, ocultan a Dios, pues Él maneja este mundo a través de los ángeles, que ejecutan fielmente Su voluntad.
¿Por qué Moshé no entra? No es que no podía entrar porque había algo que se lo impedía, sino que él mismo decide no entrar, porque ve que está la nube-niebla, que representa la presencia de Dios en ese lugar, es por eso que espera hasta que el Rey lo llame, tal como ocurrió con la reina Esther cuando se va a presentar ante el Rey, primero se acerca hasta el patio y luego si el rey la llama, entonces se adentra hasta donde está el soberano, de lo contrario no avanza. Así actuó Moshé en el Monte Sinaí, luego de que Dios le dijo los diez mandamientos. Allí nos relata que subieron al monte junto a Moshé, Aharón, sus hijos y los sabios, en ese momento la cumbre del monte estaba cubierta por una nube, es por eso que no continúa subiendo. Dios llamó a Moshé y recién entonces ascendió a la cima. No obstante, encontramos que hubo quienes no actuaron con ese respeto que se impone, como por ejemplo los dos hijos de Aharón que murieron al acercarse a Dios sin haber guardado la distancia adecuada; ya antes habían actuado en forma similar, es lo que nos relata al final de Mishpatim, cuando subieron junto a Moshé y Aarón con los 70 ancianos. Allí nos dice que “vieron” al Dios de Israel y bajo sus pies como baldosas de zafiro resplandeciente, es decir una descripción bastante material, cosa que no existe en Dios. En otras palabras lo que les ocurrió es que por no poner cercos y aproximarse demasiado, comenzaron a sacar conclusiones erróneas con respecto a Dios.
De esta manera debe ser entendido cuando nos dice que los profetas al estar delante de Dios, se cubren el rostro para no ver. En realidad por más que abrieran los ojos no hay lo qué ver, porque Dios no es algo físico que se pueda ver. Por lo tanto, no se refiere al ojo visual, sino al ojo de nuestra mente, lo que nuestra mente capta y razona, y es ahí en donde los profetas no querían apurarse a “mirar” y sacar conclusiones apresuradas, sino que preferían no hacerlo en ese momento y tomarse un tiempo para reflexionar, de esa manera evitaban caer en errores o imaginar cosas equivocadas con respecto a Dios.
El pueblo percibe su cercanía a Dios, y por ser que Dios reside entre ellos, es menester tener cuidado, conservar la distancia y no “acercarse” demasiado, ya hemos mencionado que aun la gente más elevada, como los dos hijos de Aarón pueden caer y no guardar distancia y respeto (Irat Hashem – Temor/distancia a Dios), es por eso que hace falta un cerco, y ese cerco es la nube.
Ese es el motivo por el cual cuando el sumo sacerdote, entraba al Kodesh Hakodashim en Kipur, lo hacía en medio de la nube que era causada por la quema del incienso; para no ver. La Menorá es el fuego y el incienso la nube.
El fuego es la revelación de la presencia de Dios y también ello es peligroso, por lo tanto se precisa de la nube para que oculte.
La columna de humo que constantemente estaba sobre el tabernáculo, no es la misma niebla que llenó el Mishkan el día de su inauguración.
El Ohel Moed, es la tienda interior en donde estaban la Menorá, el arca, etc. El Mishcan incluye el Ohel Mohed y el patio exterior en donde estaba el altar.
Cuando la nube se eleva por sobre el Mishkan, entonces ellos marchaban, pues percibían que Dios no estaba ya entre ellos, que Él se marcha, entonces también el pueblo lo hace detrás de Él, como los niños que van detrás de su mamá.
El motivo por el cual dice primero Bene Israel- los hijos de Israel, es porque es algo más genérico, en cambio “Bet Israel” es algo más íntimo, del pueblo de Israel. Uno se refiere más al mérito de nuestros patriarcas y el otro más al mérito propio.
Así es como finaliza el libro de Shemot, diciéndonos que Israel está en un nivel muy elevado en el cual Dios está entre ellos y ellos van detrás de Él y guardan respeto y distancia.
El mensaje es justo lo contrario de los que decía Aristóteles, que por hacerlo a Dios tan trascendente, lo alejaba de este mundo y decía que Dios no tenía nada que ver con lo que aquí sucede.
La idea judía es que Dios está presente, pero también sigue trascendente, pues se oculta.