Las personas de Sedom no fueron juzgadas por el desinterés evidenciado hacia los pobres, sino por el hecho de que no podían tolerar un acto de bondad, y dañaban a las personas que ayudaban a los demás.
“Habré de descender ahora y veré: Si como su clamor que llega hasta Mí han hecho: ¡Exterminio! Y si no es así: ¡Me apiadaré!” (Bereshit capítulo 18, versículo 21).
¿Qué es lo que busca Dios? ¿Quién es el que clama y en qué consiste el clamor?
Al respecto, el Midrash dice:
“…Dijo Rabí Leví: aunque me llamo a silencio- el juicio de una joven no me permite quedar en silencio. Se relata acerca de dos jóvenes que descendieron para recoger agua del manantial. Una de ellas le dijo a su compañera: ¿Por qué tienes mala cara? Y le respondió: se han acabado todos nuestros víveres y estamos próximas a morir. ¿Qué es lo que hizo? Llenó el recipiente con harina y lo cambió, tomó el que tenía la joven en su mano y le entregó el suyo. Al conocerse el hecho públicamente-tomaron a esta joven y la quemaron. Dijo Dios: la condena de esta joven no me permite permanecer callado. Es por ello que el texto bíblico no hace referencia al “clamor de muchos”, sino a “su clamor”-el de la joven”.
Rabí Leví interpreta la ambigüedad del versículo con la ayuda de un relato que alude a una joven que ayudó a su compañera, y las personas de Sedom la condenaron a morir en la hoguera. ¿De dónde extrae Rabí Leví este relato? ¿Y qué es lo que viene a enseñarnos?
El profeta Yejezkel (capítulo 16, versículo 49) explica cuál fue el pecado de Sedom:
“He aquí que ésta fue el pecado de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del pobre y del carenciado”
Rabí Leví detalla aún más sus conceptos y señala que Sedom no fue meramente castigada por no solidarizarse con el pobre sino que incluso impidieron que una joven ayudara a su amiga en el manantial, e incluso la condenaron a muerte.
Esta es una cultura de insensibilidad tan grave, que no puede siquiera tolerar ningún atisbo de bondad en su seno. Sobre un fenómeno de estas características, Dios manifiesta que Él no puede callar. Si se tratara única y exclusivamente de apatía, de una simple falta de consideración- Dios los hubiera sancionado con la misma medida, silencio por silencio, desentendimiento por desentendimiento. Pero con aquel que perjudica intencionalmente a aquel que sí le interesa-en ese caso Dios no está dispuesto a callar. Aquel que condena a la hoguera a quien realiza un acto de bien-él mismo será incinerado.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"
El Rabino Oded Mitelman se graduó en la Yeshivá “HarEtzion”, academia rabínica en la que comenzó a dictar clases en el año 2010.