¿Cómo es que Sanjerib se vio forzado a explicar el renunciamiento a la toma de Ierushalaim, aludir a la estrategia de Ravshake y sobre la reacción del profeta Yeshaiahu a diferencia de la de Jizkiahu y los príncipes?
La batalla por Ierushalaim no llegó a tener un sitio total por parte de Ashur, y Sanjerib “se conformó” con Lajish. No hay otro caso de un rey asirio en tiempos del imperio que no haya conquistado una ciudad capital rebelde. Shalmaneser permaneció 3 años frente a Shomrón, hasta que falleció, y Sargón completó la conquista y el exilio (capítulo 17, versículos 5-6). Sanjerib se vio forzado “a explicar” el renunciamiento a la toma de Ierushalaim, y constituyó en Ninvé un centro de la victoria con un relieve de Lajish en todo un muro-la batalla y el sitio, la toma de la ciudad, y el desfile de los prisioneros ante Sanjerib sentado en su trono. Y en la inscripción de la victoria escribió: Y en lo concerniente a Jizkiahu el judío, que no se rindió...sus 46 ciudades fortificadas...he tomado...200.150 personas (personas y animales)...he incluido en mi botín , y a él lo encarcelé en Ierushalaim, ciudad de su reinado, como un pájaro en la jaula”.
En referencia a esta arrogancia, el profeta Yeshaiahu respondió (Yeshaiahu, capítulo 31, versículo 5)-“Como aves que vuelan (alrededor de su nido), así el Dios de los ejércitos escudará a Ierushalaim; escudando, la librará, y pasando por encima, la salvará”.
La batalla por Ierushalaim se convirtió en un enfrentamiento religioso-espiritual-como está escrito “no nos hables en hebreo a oídos de la gente que está sobre el muro” (capítulo 18, versículos 26-28), entre el ministro de propaganda “Ravshake” y el profeta Yeshaiahu.
Ravshake supo también utilizar en su beneficio la discusión interna y las voces opositoras a Jizkiahu y la rebelión: Egipto es “el básculo de caña cascada” (capítulo 18, versículo 21); no hay chance frente al gigante ejército asirio, que ya venció a ciudades y pueblos, y sus dioses no ayudaron; también Dios apoya a Ashur, en particular, después de que Jizkiahu quitó los altares de sus “Bamot”, “Sitios Altos” (capítulo 18, versículo 22); Ierushalaim será exiliada (al igual que Shomrón);
Jizkiahu y los principes reaccionaron conmocionados-con vestimentas rasgadas, vistiendo un saco (en señal de duelo), con plegarias y ruegos. Sólo el profeta, en nombre de Dios, permaneció como un muro espiritual frente a la ira y la blasfemia, y describió al rey de Ashur como un caballo conducido por la mano de Dios-“Yo pondré Mi anillo en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste” (capítulo 19, versículo 28).
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