En estos capítulos se describen grandes milagros que le fueron realizados al pueblo de Israel en el desierto, empezando por la partición del Mar Rojo, pasando por el endulzamiento del agua y la caída del maná. Todo esto no es impedimento para que el pueblo se queje. Parece ser que la fe no depende de milagros.
A veces, la gente se resiente con Dios y dice: “si hubiéramos visto milagros como los vieron nuestros antepasados, pues entonces hubiéramos retornado en forma completa”, pero resulta que al final no tiene nada que ver; también ese judío que vivenció la sección “Beshalaj”, con las enormes revelaciones de esa época, ni siquiera eso le impide quejarse, no reclamar, o no bailar alrededor del becerro. Y también a no seguir adelante detrás del becerro en el mismo estilo. Todo ello no le molestó a Koraj, ni tampoco a Zimri, a pesar de que es un niño que creció en base al pan del cielo; el pan celestial es una cosa y las hijas de Midian, otra. No se aproximaron unos a otros durante toda la noche-él toma el maná y luego se dirige a visitar a las mujeres de Midian.
A propósito de este ejemplo, nuestro Sabios de Bendita Memoria expresaron: (Pirkei Avot, “Ética de nuestros padres”, capítulo 4, Mishná 9) “Todo aquel que observa la Torá en estado de pobreza, finalmente la cumplirá en la riqueza, y todo aquel que suspende el cumplimiento de la Torá por la riqueza, finalmente la anulará en estado de pobreza”: quien suspende el cumplimiento de la Torá lo hará tanto en momentos de “aflicción y dolor” como en el momento de milagros manifiestos; y aquel que cumple la Torá, la continuará cumpliendo incluso en momentos de grandes conmociones.
El hombre por naturaleza tiende a caerse. Y por ello, nuestra tarea se lleva a cabo con o sin milagros: siempre queda la experiencia. En un sentido, cuando nuestros Sabios de Bendita Memoria dicen que “la Torá fue entregada a los que comieron el maná” (Mejilta), se refieren a este punto. Uno puede esperar seguridad y estabilidad sólo de aquellos que están dispuestos a andar por la vida con un milagro-pero también sin él.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Jaiei Olam: Sijot al Parshat Hashavua", publicado por "Maguid"