La visita de los emisarios del rey de Bavel

La visita de los emisarios del rey de Bavel

Jizkiahu le mostró a los emisarios del rey de Bavel su riqueza y no la grandeza de Dios y así, desperdició la oportunidad de la redención y de la concreción de la profecía de los días postreros. Parece ser que su conducta era producto de su voluntad de fortalecer la posición económica y política de Iehudá y ocuparse de su bienestar.

Según la Guemará en Sanhedrín (página 94a) el proceso de la redención se detuvo porque Jizkiahu no entonó un cántico por el milagro que se le hizo ante el peligro asirio,

El mismo profeta brinda una explicación (¿otra?) al hecho de que el proceso histórico se transformó de redención en calamidad, como es descrito en Malajim II, capítulo 20 (versículos 12-19): “En aquel tiempo BrodajBaladán, hijo de Baladán, rey de Bavel, envió cartas y un presente a Jizkiahu... Y Jizkiahu les prestó oído (a los mensajeros), y les mostró toda la casa de sus tesoros... Entonces Yeshaiahu dijo a Jizkiahu: "Oye la palabra del Señor: He aquí que vienen días en que será llevado a Bavel todo lo que hay en tu casa y cuanto han atesorado tus padres hasta este día...”.

Se pueden formular dos preguntas:

¿Acaso por un hecho tan insignificante (aparentemente), es apropiado cambiar todo el curso de la historia de la redención a la calamidad?
Si en efecto se trata de un hecho tan terrible, ¿por qué Jizkiahu lo hizo?

Ralbag (Rabí Leví Ben Guershon) explica el pecado de Jizkiahu (que figura en Melajim II, capítulo 20, versículo 13) de este modo: “No resultaba apropiado que Jizkiahu se sintiera importante por esto, sino que era importante que le concediera la grandeza y el honor a Dios...”.

Parece que el hecho de que Jizkiahu se atribuyera la grandeza tiene un sentido histórico mundial. Es de suponer que en esta época, el nuevo reino de Bavel y el resto de los pueblos estaban abiertos a recibir nuevas creencias y costumbres, justamente, del pueblo de Israel, que logró  preservar su antiguo legado que doblegó a los asirios. En el capítulo 32 de Divrei Haiamim II hay también un relato alusivo a esa visita de Estado de los babilonios. Dicha descripción agrega el dato de que también otros pueblos enviaron emisarios a Jizkiahu (Divrei Haiamim II, capítulo 32, versículos 22-23) y además, el objetivo politico de esas visitas: “Sin embargo, en el asunto de los embajadores de los príncipes de Bavel, que le fueron enviados para investigar la señal maravillosa que fue hecha en el país, Dios le dejó para probarle, para ver todo lo que había en su corazón” (Divrei Haiamim II, capítulo 32, versículo 31).

La profecía de los días postreros (Yeshaiahu capítulo 2) estaba a punto de hacerse realidad con esas visitas. No obstante, lo que complicó este plan fue lo acontecido en esa visita de los emisarios de Bavel. El problema no era lo que Jizkiahu les mostró, sino aquello que no les mostró. No les mostró el Beit Hamikdash, el Gran Templo, no les enseñó las leyes de Dios y sus enseñanzas, y de ese modo desperdició la oportunidad histórica de concretar la profecía de Yeshaiahu. Por ello viene la dura advertencia de Yeshaiahu que describe el desvío de todo este proceso histórico hacia lo malo. Es posible que cuando la Guemará señala que Jizkiahu no se convirtió en el Mashiaj por no haber pronunciado una poesía, un cántico, se refería precisamente a este evento.

La principal pregunta que queda es “¿Por qué Jizliahu se comportó de ese modo y no le concedió la grandeza y el honor a Dios?” La causa puede inferirse a partir de las llamativas palabras que pronuncial el mismo Jizkiahu, en respuesta a la terrible profecía de Yeshaiahu (Melajim II, capítulo 20, versículo 19): “Y Jizkiahu respondió a Yeshaiahu: "Buena es la palabra del Señor que tú has hablado." Dijo también: "¡Ojalá que haya paz y seguridad en mis días!”.Esta reacción es muy sorprendente. ¿Acaso a Jizkiahu le interesa solo su época y no las generaciones futuras? Aparentemente, la respuesta es: “Sí”, y ello tiene un móvil positivo:

Ante todo, Jizkiahu es un rey que se ocupa de su pueblo. El reino de Iehudá y su gente experimentaron destrucción, exilio, pobreza y hambruna. Jizkiahu desea garantizar que esta generación que tanto ha sufrido, pueda llegar al final de sus días en buen estado, “que haya en su época paz y verdad”. Tal vez, sea esta la causa por la cual Jizkiahu trató a los emisarios de Bavel del modo que lo hizo. Jizkiahu contempló la visita de Estado como una oportunidad para fortalecer el estado politico y económico del reino de Iehudá, en beneficio de sus súbditos.

Yeshaiahu lo reprende por su error histórico, pero Jizkiahu está contento, ya que no es un líder que busca la forma de ingresar a los libros de historia, sino que es un rey  que, por sobre todo, se preocupa por sus súbditos.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj.

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