En toda la profecía no hay mención alguna de enemigos o de guerra. ¿Cuál es el factor principal de todos los inminentes males que afectarán al pueblo? ¿Y cuál es el consuelo con el cual el profeta consuela al pueblo?
En esta cuestión, los comentaristas se esfuerzan en encontrar alusiones históricas externas y acorde a las mismas, establecer su época. Ionatan, Rashi y Abarbanel comentan el reproche incluido en la profecía-alusivo a la destrucción del Beit HaMikdash, el Gran Templo y el consuelo que incluye-referido a los tiempos de la redención. Algunos de los últimos sabios de los pueblos, los siguieron en el razonamiento. Otros comentaristas, tanto los de nuestro pueblo como los sabios de los otros pueblos, la consideran como una profecía alusiva a la destrucción de la Tierra a manos de Ashur y a la salvación que se dará a posteriori, en el período de Jizkiá. No obstante, en toda la Parashá, sección, no hay mención alguna de enemigos o de guerra. Tanto el mal como el bien de la Parashá no tienen relación alguna con la situación externa del pueblo.
El profeta se dirige, en particular, a las mujeres, porque ve en ellas el factor principal de todos los males que ahora afectarán a su pueblo. La culpa de las mujeres es calificada como que son “complacientes, sosegadas” y “confiadas” (versículo 9); viven sin sobresaltos (ver Tirgum Ionatan) y confiadas en su tranquilidad y dicen “Jamás resbalaré” (comparar con Tehilim, capítulo 30, versículo 7), y debido a ello, no se abstienen de oprimir a los pobres y aplastar a los carenciados (comparar con Amós, capítulo 4, versículo 1) y de pisotear con orgullo las leyes de la justicia y la equidad. La expresión del texto evoca la idea del texto, similar a ella en su expresión: “Ay de aquellos que están tranquilos en Tzión, y de los que viven sin recelo en el monte de Shomrón” (Amós, capítulo 6, versículo 1).
La continuación de la Parashá, de la sección, trata sobre , que el profeta, al parecer, pronunció conceptos de reprimenda, en el momento de la entrega de la ofrenda en el día de ayuno; su comienzo son palabras de lamentación y una descripción de la magnitud de la desgracia que se avecina sobre el pueblo, y su final, son palabras de consuelo y aliento, de que los hijos de Israel aún verán mucho bien, si hacen juicio y justicia.
A diferencia de las mujeres complacientes y confiadas, que se apoyan en la fuerza y la fortaleza de su mano, la tranquilidad y la seguridad de Israel en el futuro se habrá de basar en la tarea de Tzedaká, de justicia social y sus acciones: “y la operación de la justicia será la paz, y el resultado de la justicia, calma y confianza para siempre” (versículo 17). Por ende, en el futuro también el valor del bien aumentará más que el bien de las mujeres; porque a aquellas les falta el recipiente que contiene la bendición-la paz, mientras que al pueblo de Israel, ante todo, se le concederá la paz. Y no obstante, la necesidad de la paz era muy sentida en el pueblo en ese tiempo, ya que debido a la sequía y la hambruna estalló una dura guerra civil en la Tierra.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Cortesía sitio DAAT.