Yehoshua se esfuerza para conquistar toda la tierra y entregársela al pueblo de Israel, ¿acaso la misión estaba destinada al fracaso?
La conquista de la tierra no es tarea de una jornada, ni siquiera de un año-el versículo relata que “largo tiempo se extendió esta guerra que Yehoshua hizo contra todos estos reyes” (Capítulo 11, versículo 18), y aún al final de este período “aún queda mucha tierra para conquistar” (Capítulo 13, versículo 1). Aún así, Dios no tiene la expectativa de que Yehoshua concluya la tarea. Él le solicita que traslade la responsabilidad a las tribus. Toda la tierra será dividida en heredades, y cada tribu será responsable de completar la conquista en su territorio.
¿Acaso hay aquí algún signo de desilusión? ¿Acaso el hecho de que Yehoshua no está en condiciones de concluir la tarea por sí mismo, significa un fracaso del liderazgo? Esto no es así presentado por Dios. Ya en la Torá Él preparó al pueblo para el hecho de que la tierra no será conquistada de una, sino de a poco-“No lo expulsaré de ante ti en un solo año, no sea que la tierra quede desolada y te excedan a ti las fieras del campo. Poco a poco los expulsaré de ante ti hasta que fructifiques y poseas la tierra” (Shemot, capítulo 23, versículos 29-30). Parece que Yehoshua debe lidiar con el hecho de que a pesar de sus esfuerzos, la tarea no podrá ser completada por él y debe pasar la antorcha (posta) a la próxima generación.
El pase de la antorcha no comenzó aquí. También Moshé en su vida, aún alcanzó a conquistar la parte oriental del Iardén y entregársela a Reubén, Gad y media tribu de Menashé. Moshé, quien extrajo al pueblo de Egipto para entregarle la tierra, tuvo el mérito de tan solo iniciar el proceso de asentamiento pero no logró culminarlo y pasó la misión a su discípulo Yehoshua. Ahora, también se requiere que Yehoshua transmita la misión de completar la tarea a quienes lo sucedan.
La tribu de Iehudá, liderada por Caleb, es la primera en tomar la antorcha (posta) y avanzar hacia adelante. Conquista Hebrón y expulsa de allí a los gigantes, y entonces una vez más; le pasa la misión a Otniel hijo de Kenaz, que conquista también Kiriat Sefer.
A diferencia de la tribu de Iehudá, que prosigue la cadena de acción y avanza paso a paso hacia la conquista completa, podemos ver que las otras tribus aún tienen dificultades con ello. Es posible que el pensamiento acerca de la tarea que no es completada, que desde el comienzo está condenada a un avance solamente parcial, les quita la motivación para trabajar arduamente.
En contraste con esta sensación humana natural, dijeron Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria: “No estás obligado a concluir la tarea, ni tampoco puedes desentenderte completamente de ella” (Pirkei Avot, capítulo 2, Mishná 16)
Piensen en algunas misiones que actualmente están rondando por vuestra cabeza. ¿Acaso las mismas dependen exclusivamente de ustedes? ¿Qué es lo que les provoca el pensamiento de que el proceso que se requiere para alcanzar el objetivo, es extenso? Traten de desarticular vuestros objetivos en detalles, y pensar-¿Cómo es posible avanzar con pequeños pasos hacia la concreción del objetivo?