En el capítulo 20 la Torá detalla algunas de las leyes de la guerra, que expresan las pautas del estilo de la guerra en el pueblo de Israel:
1. No se debe llevar a cabo una guerra total (de exterminio), y no se deja una “tierra quemada”
2. Hay hombres que deben ser eximidos por motivos personales, si es que ellos pueden llegar a pensar en una casa y en un viñedo o una mujer que los espera, tal vez no se puedan concentrar solamente en la misión, y más aún, aquel que esté temeroso y asustado, y no sea apto para el combate.
Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria, interpretaron la liberación como una exención objetiva, y limitaron las liberaciones solamente para el caso de una guerra opcional, voluntaria “pero en una guerra obligatoria (en defensa propia), todos deben salir a la misma, incluso un novio y una novia” (Mishná, Sotá capítulo 8, Mishná 7); también aquellos eximidos de un combate peligroso (“tal vez muera en la guerra”), no se van a su casa, según la Halajá (ley religiosa judía), sino que son trasladados a la unidad de abastecimiento y logística (Mishná, Sotá capítulo 8, Mishná 2)
No obstante, si interpretáramos que las eximiciones reflejan un estado de ánimo, pues es importante preservar las opciones de exención precisamente en una guerra obligatoria, “para que no se desmorone el corazón de sus hermanos como el corazón de él” (Capítulo 20, versículo 8). Mucho se hablado con respecto a Iehudá HaMacabí, quien eximió a los liberados “según la Torá” (Macabim I, capítulo 3, 56), aunque seguramente libró una guerra obligatoria; resulta que Iehudá actuó acorde a la interpretación anímica, y estaba persuadido de que dicha eximición era vital para la contienda. La motivación de los combatientes y la predisposición de encarar el combate sin miedo, es lo principal en la guerra, tanto en la Torá, como en Tzahal, las Fuerzas de Defensa de Israel (Recuerdo algunas “liberaciones” hacia la retaguardia, en la guerra de Iom Kipur)
3. Es un deber realizar un llamamiento para la paz antes de toda batalla-el Rambam (Hiljot Melajim, capítulo 6, 1) amplió el concepto y estableció: “No se libra una guerra con ninguna persona en el mundo, hasta que no se le haga un llamamiento para la paz…como está escrito: “Cuando te acercares a una ciudad para combatir contra ella, le dirigirás un llamado por la paz” (Capítulo 20, versículo 10).
4. Está prohibido destruir las plantaciones de frutos, para imponer un sitio a una ciudad, ya que de esos frutos comerán los combatientes (capítulo 20, versículos 19-20). En la guerra contra Moab (Melajim II, capítulo 19, versículo 25), el ejército de Israel operó de un modo opuesto (conforme a los conceptos de Elisha), y la contienda culminó con un final difícil y cerrado (Melajim II, capítulo 19, versículos 26-27)
Gentileza del sitio 929.