Uziahu completó sus conquistas, en el marco de sus días de gloria. Pero desde la perspectiva de Yeshaiahu, el sismógrafo profético indica la inminencia de un movimiento sísmico.
Resulta fácil identificar en el libro Devarim, en la sección alusiva al rey, el origen de los versículos que describen el fracaso de la monarquía humana:
“Sólo no habrá de incrementar para él caballos, para que no haga volver al pueblo a Egipto, para incrementar caballos. Ya que Dios les había dicho a ustedes: “No vuelvan a regresar por el camino este, más. Y tampoco se incrementará mujeres para que no se desvíe su corazón; ni plata ni oro deberá incrementar para sí, mucho” (Devarim, capítulo 17, versículos 16-17).
“Y cuando su tierra se llenó de plata y de oro, sin tener fin sus tesoros; y cuando su tierra se hinchó de caballos, y sin tener fin sus carros de guerra, entonces su tierra también se colmó de ídolos; de manera que se postran ante la hechura de sus propias manos, delante de lo que han hecho sus mismos dedos” (versículos 7-8).
La sección alusiva al rey, en el libro Devarim, finaliza con el objetivo supremo de todas las advertencias:
“Para que no se enaltezca su corazón más que sus hermanos” (Devarim, capítulo 17, versículo 20);
Yeshaiahu vio ante sus ojos el profundo deterioro al que arrastrará la creciente altivez del corazón de su entorno y profetizó:
“Y la altivez del hombre será postrada, y la soberbia humana será humillada, y el Señor solo será ensalzado en aquel día” (versículo 17);
Dos figuras de reyes grandes y exitosos sobrevuelan en el contexto latente de esta profecía: carros y caballos, plata, oro y tesoros, y mujeres que construyeron dioses en Ierushalaim-refiere a la imagen de Shlomó. Torres y murallas, y barcos de Tarshish-se adaptan a Uziahu. Por consiguiente, no cabe duda de que esta profecía inicial, fue pronunciada en los días de gloria de Uziahu.
Uziahu completó sus conquistas (Divrei Haiamim II, capítulo 26) y la presunción de espíritu prevaleció en todo. Yeshaiahu quedó perplejo y preocupado. Ya escuchó otros sonidos. Su sismógrafo profético indicaba un terremoto inminente (el ascenso de Ashur), pero nadie se dio cuenta. Fiel a su enseñanza, realizó una recorrida por todos los grandes emprendimientos de Uziahu y describió su pérdida:
“y contra toda torre alta, y contra todo muro fortificado; y contra todas las naves de Tarshish, y contra todas las preciadas obras de arte... y (los que les rinden culto) se meterán en las cavernas de las peñas y en los hoyos de la tierra, a causa del payar del Señor y de la gloria de Su majestad, cuando se levantare para aterrar la tierra... ¡Dejen, pues, del hombre, cuyo aliento está en su nariz!” (versículos 15-22).
Cortesía sitio 929.