Toda persona tiene un nombre. Las personas no son números. Los grandes opresores convirtieron a las personas en meros números.
En el período de David, tres años después de la grave hambruna (21,1), Israel sufrió las consecuencias de otra cólera Divina. ¿Por qué? Una alusión a la respuesta se halla en la resolución de David para conocer “el número del pueblo” (24, 1-2)-un enorme operativo administrativo de nueve meses y 20 días-y Yoav hijo de Tzruia, que lo dirigió, pensó que era innecesario.
Conforme al capítulo paralelo en Divrei Haiamim I, Crónicas I (25, 5-6), Yoav decidió no contar a dos tribus que estaban vinculadas al Mikdash, al Santuario: en la tierra-Biniamín, y en el servicio-Leví. El “número del censo del pueblo” tuvo distintos resultados: una diferencia de 300.000 entre el numero en nuestro capitulo (24,9) y el número más grande que figura en Divrei Haiamim I, Crónicas I (21,5). El contraste entre los dos resultados es explicado en otro sitio de Divrei Haiamim I, Crónicas I (27, 23-24): aparentemente, el número más alto incluía también a los jóvenes “menores de veinte años”. Finalmente, quedó solamente el número oficial de los enrolados al ejército.
En la Torá está escrito explícitamente que se prohíbe contar al pueblo si no es por un objetivo apropiado (la construcción del Mishkán), en el que hay expiación de almas, y que no se puede señalar con un número sino “con nombres” (Bamidbar 1, 2 y otros) mediante “el medio shekel” por cada uno, “para que no haya en ellos mortandad, al censarlos “ (Shemot 30, 12). Los principios se hallan en nuestro capitulo:
1. Está prohibido contar personas porque cada persona tiene un nombre. Las personas no son números. Los grandes opresores convirtieron a las personas en meros números.
2. Está prohibido contar un pueblo para satisfacer el orgullo de los gobernantes y garantizar su gobierno sino sólo para un fin apropiado relacionado con lo sacro, y como expiación de las personas.
3. Si se cuentan soldados con fines militares, se lo hace únicamente desde la edad del enrolamiento, y acorde a la necesidad.
El censo poblacional moderno y los números de identidad fueron explicados con fines de planificación y administración de los presupuestos estatales y por ello fueron autorizados, y aún así persiste una sensación amarga entre los numerosos que se sienten “transparentes” por el trato que reciben de las oficinas gubernamentales y preguntan: “¿Acaso nos tienen en cuenta?
Gentileza sitio 929