Romper el círculo de la indiferencia

Romper el círculo de la indiferencia

La gente de Beit Lejem es indiferente a la difícil situación de Naomí y Rut. Rut les enseña qué es una lealtad ilimitada a la familia.

Cuando Naomí y Rut regresan a Beit Lejem, y se hallan en una situación angustiante, afloran la curiosidad y los chismes, pero no producen algo productivo en el objeto del chisme, y así surgen también el estupor y la indiferencia.

Las ruidosas mujeres de Beit Lejem, que se preguntaron “¿Es ésta Naomí?” (Capítulo 1, versículo 19), se callan repentinamente hasta el día en que vuelven a tener algo para decir (versículos 14-17), pero entre el inicio y el final ninguna de ellas golpea en la  puerta de Naomí para saber cómo está. En el cuarto capítulo de Meguilat Rut, vemos que hay más miembros de la familia, lo suficientemente cercanos, a tal punto que se referían a Elimelej, el esposo de Naomí, como “nuestro hermano”, y ellos también eran plenamente conscientes  de la presencia de las mujeres en la ciudad y de su situación. Todo este conocimiento no conduce a una auténtica preocupación por la supervivencia de los restantes miembros de la familia de Elimelej.

Dentro de este mundo fosilizado y estancado, surge Rut cual si fuera un viento refrescante; rompe con todo lo convencional y supera barreras en un sentido positivo; con auténtica generosidad, y más allá de las demandas del compromiso familiar, actúa en beneficio de Naomí, ya sea acompañándola en su regreso despectivo a su tierra, ya sea a partir de su apoyo económico al salir a recoger espigas en los campos de Beit Lejem, y ya sea en su total acatamiento de confianza plena, también ante las propuestas escandalosas de Naomí. Y el ejemplo de Rut influye profundamente en Boaz; su increíble aparición en la era a la noche, lo libera del estancamiento en el que se hallaba, y en ese momento, reacciona realizando buenas acciones auténticas.

Rut también influye positivamente en otras figuras de la Meguilá, el libro de Rut. El entramado de relaciones familiares, tribales y nacionales resurge, cuando no la contemplan a Rut como “una joven Moabita” sino “la mujer que va a entrar en tu casa” (versículo 11), o “la nuera” de Naomí. La gente de Beit Lejem no se encierra ahora cada uno en su territorio particular, sino que se refieren al colectivo: hay respeto por los ancianos que están en el portón de acceso, y ellos transmiten el legado espiritual al nuevo eslabón de la extensa cadena generacional: repentinamente, “recuerdan” a Rajel y Leá, las matriarcas de la nación, y a Tamar, la madre de la tribu. También las mujeres de Beit Lejem, dejan de ser mujeres anónimas y alienadas, sino “vecinas” que se alegran de verdad con Naomí. Se infiere que al introducir a la extraña con calidez y amor al seno de la gran familia, la gente de Beit Lejem resultó más favorecida que ella.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj.

Gentileza sitio Daat.

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