El problema-los Bené Elohim y las hijas del hombre (1-4)
Los humanos empiezan a reproducirse en la tierra. Los Bené Elohim (cuya identidad no es lo suficientemente clara. Hay dos concepciones centrales entre los comentaristas al respecto: una de ellas sostiene que se refiere a los jueces y ministros, es decir personal de alta jerarquía, la segunda idea señala que se refiere a los ángeles) toman para sí a las hijas del hombre “que eran bellas” (2). Dios ve eso y expresa: “! No contenderá eternamente Mi Espíritu por causa del hombre porque es carne! Será su vida, ciento veinte años” (3)
La conclusión-“Borraré al hombre que he creado…desde hombre hasta bestia” (5-8)
Dios ve que el hombre hace el mal en la tierra “y que todo impulso del pensamiento de su corazón era únicamente el mal todo el tiempo” (5) y Dios se lamenta de haber creado al hombre “y se entristeció” (6). Dios decide destruir todo lo creado y borrar al hombre, y al animal y a la bestia de la faz de la tierra. Pero este fragmento culmina con una esperanza optimista: “Empero Noaj halló gracia ante los ojos de Adonai” (8)
La esperanza-“Noah era hombre justo, íntegro había sido en sus generaciones” (9-22)
Tal como concluyó el pasaje anterior, Noah halló gracia ante los ojos de Dios. En el capítulo anterior oímos que el destino de Noah era el de salvar a la humanidad de la maldición que Dios impuso sobre la tierra: “Le puso el nombre de Noah, diciendo: Este nos traerá consuelo de nuestro trabajo y del esfuerzo de nuestras manos, por la causa de la tierra que Adonai ha maldecido” (5,29). Así Dios se revela ante Noah y le ordena construir el arca que salvará a la humanidad de la aniquilación total. Mientras Dios traerá un intenso diluvio sobre la tierra que destruirá a todo ser viviente en el mundo, al arca ingresarán la familia de Noah, animales y bestias-y así se salvarán. Noah escucha a Dios y hace “conforme a todo lo que Elohim le había ordenado, así hizo” (22)
Equipo del sitio del Tanaj