Bendición y orden (1-7)
Dios bendice a Noah y a sus hijos ( o de hecho a toda la humanidad…) con la bendición de la procreación y la multiplicación: “ Fructificaos y multiplicaos y colmad la tierra” (1). En esta instancia el hombre puede comer “todo lo que se mueve, todo lo que vive” (3). como la hierba. Por supuesto que todo derecho conlleva un deber. Dios le da al hombre restricciones relacionadas con el asesinato de animales y personas, y a partir de ahora el asesinato se transforma en una prohibición concreta: “El que derramare la sangre del hombre, por medio del hombre su sangre será derramada. ¡Pues a la imagen de Elohim, hizo El al hombre!” (6). Y junto a eso, Dios recuerda el propósito del mundo: “Empero vosotros fructificaos y multiplicaos, pululad en la tierra e incrementaos en ella” (7).
El pacto (8-17)
Después de ello, Dios hace un pacto. ¿Con quién hace Dios el pacto? Con todos. Este pacto no se acuerda sólo con la humanidad: “con vosotros y con vuestra descendencia, que os sucederá” (10) E incluso con la misma tierra: “ Y será como señal del Pacto, entre Mí y la tierra” (13). Como parte del acuerdo, Dios no traerá más diluvios sobre la tierra. El arco iris será un recordatorio de ese pacto: “Recordaré mi Pacto, entre Mí y vosotros, y todo sr viviente y toda carne. Y no serán más las aguas por diluvio, para destruir toda creatura” (15)
El relato del viñedo y la maldición (18-29)
El Nuevo mundo comienza, y de los hijos de Noah “se dispersaron todos los habitantes de la tierra” (19).Como parte de la concepción de la productividad (fecundidad) de la tierra, Noah planta un viñedo, que al final de cuentas, deriva en problemas. Noah se emborracha, su desnudez queda expuesta y sus hijos la cubren. A pesar de no entender fehacientemente lo ocurrido en este episodio, cuando los efectos del vino desaparecieron, Noah comprende “lo que le hizo su hijo, el pequeño” (24) y así recibe este una maldición de su padre. El capítulo finaliza con una síntesis de la vida de Noah y su muerte.