Bienvenidos al capítulo más largo del libro Bereshit. Nuestro capitulo relata el episodio del envío del sirviente de Abraham para buscar una esposa para Itzjak, y en el final, es descripto el encuentro entre Rivká e Itzjak.
Abraham envía a su sirviente a Aram Naharaim (una región en la Mesopotamia superior, entre el Éufrates y el Tigris) (Versiculos 1- 9)
Abraham, quien ya era “era anciano, entrado en años y Adonai había bendecido a Abraham en todo” (Versículo 1) se dirigió a su sirviente (Eliezer no es mencionado explícitamente en el relato) y lo hace jurar por “el Dios de los cielos y el Dios de la tierra” (Versículo 3) que no elegirá una esposa para su hijo Itzjak entre las mujeres de Kenaan, sino que será una mujer de la tierra y la patria de Abraham- Aram Naharaim. Abraham lo bendijo en nombre de Dios, invocando que él hallará la mujer adecuada para su hijo.
En la previa del encuentro de Rivká (Versículos 10-14)
El mayordomo de Abraham emprende el viaje de Kenaan a Aram Naharaim, la ciudad donde reside Najor. Eleva una plegaria a Dios e impone una especie de señal:” Que sea que la moza a la cual yo diga: Inclina, por favor, tu cántaro para que yo beba y que ella diga: Bebe y también a tus camellos les daré de tomar - que sea ella la que has designado para tu servidor, para Itzjak - por medio de ella habré de saber que hiciste el bien a mi amo” (Versículo 14).
El encuentro con Rivká (Versiculos 15-27)
“Y aconteció que antes de que terminara de hablar y Rivká salió con su cántaro al hombro” (Versículo 15). El texto elogia (alaba) a la joven por su belleza y pureza. El sirviente pone a prueba su suerte y le solicita: “Dame de sorber ahora - un poco de agua de tu cántaro” (versículo 17). Rivká se apura y le sirve agua no solo a él sino también a sus camellos. Cuando todos los camellos terminaron de beber, el sirviente tomó conciencia de que ésa es la mujer para Itzjak. Le entregó joyas y comenzó a averiguar acerca de su prosapia. Al descubrir que ella es parte de la familia de Abraham, lo bendice a Dios: “Bendito sea Adonai - Dios de Abraham, mi amo- que no ha apartado Su benevolencia ni Su fidelidad de mi amo; Estando todavía en el camino, Dios me ha conducido hasta la casa de los parientes de mi amo” (Versículo 27).
El encuentro con la familia de Rivká (Versiculos 29-60)
El encuentro con la familia de Rivká abarca gran parte del capítulo, no por la descripción extensa de la estadía del sirviente en la casa de Rivká, sino por la repetición del relato del encuentro del sirviente y Rivká. Una vez que los familiares de Rivká aprobaron la relación, bebieron y comieron, sin embargo, su hermano y su madre aún no estaban convencidos en dejarla ir fácilmente y solicitan escuchar la opinión de Rivká. Rivká acuerda dejar su hogar y se suma a la travesía hacia Kenaan.
El encuentro con Itzjak (Versículos 61-67)
El sirviente conduce a Rivká hacia Kenaan a fin de reunirse con Itzjak. Rivká vio a Itzjak de lejos y cayó (¿intencionalmente?) del camello. Al comprender Rivká que se trataba de Itzjak, cubrió su rostro. El encuentro entre ellos fue todo un éxito: “Itzjak la condujo hasta la tienda de Sará - su madre. Él se casó con Rivká y ella fue su esposa. Y él la amó y así se reconfortó Itzjak, después del deceso de su madre” (Versículo 67).