¿Cuál es el pecado de “los que juntan casa con casa” (versículo 8)? Su pecado era que compraban otra casa y otro campo, sin consideración, y así, los pobres se quedaron sin un lugar para residir y sin ningún campo del cual puedan obtener sustento, sin dignidad y sin futuro.
“¡Ay de los que juntan casa con casa, de los que allegan un campo a otro campo, hasta que les falte espacio (para los demás)! ¿Quedarán habitando solos en medio de la tierra? ¡ (Esos clamores de los oprimidos han llegado) a Mis oídos. Juro, pues, (dice) el Señor de los ejércitos, que muchas casas grandes y hermosas, vendrán a ser una desolación, por falta de habitador. Porque diez yugadas de viña producirán un bath; y un Omer de semilla producirá una efá” (versículos 8-10).
A la sombra de la parábola del famoso y poderoso viñedo se oculta una pequeña profecía, olvidada, “no importante”. Una profecía que no refiere a grandes pecados, ni al abandono de Dios, no de la idolatría, y, de hecho, ni siquiera alude al pecado, sino a las normas corruptas de comportamiento de los ricos, cuyo pecado es la incapacidad de contemplar al otro, al débil, al pobre.
¿Cuál es el pecado “de los que juntan casa con casa, de los que allegan un campo a otro campo, hasta que les falte espacio (para los demás)!” ¿Qué es lo que han hecho para que el profeta los amenace con el exilio que provocará que sus casas y campos se vacíen y se conviertan en desierto?
Su pecado era que compraron una casa y otra más, un campo y uno más. Pagando todo, pero sin consideración, hasta el punto que a la gente común no le quedó lugar. No les quedó lugar para vivir, ni un campo para su sustento. Se quedaron con el dinero en efectivo que recibieron de los ricos que adquirieron sus terrenos y viviendas, pero sin dignidad y sin futuro.
Y cuando los ricos les roban a los pobres su dignidad y su futuro-todo el pueblo sale al exilio.
Cortesía sitio 929.