¿Cuál es el sentido de una misión profética para cerrar los ojos y oídos y endurecer el corazón a fin de impedir la Teshuvá, el arrepentimiento y retorno a la nueva senda?
El único versículo del capítulo 6 en el que hay “una consagración para la misión” es “¿A quién enviaré ¿Y quién irá por nosotros?” (versículo 8), y lo mencionado en el mismo, no es suficiente para explicar la revelación de la gloria de Dios, y el contenido de la misión-el decreto de abandono y desolación de la tierra, y el cierre de toda posibilidad de Teshuvá, retorno y reparación. ¿Cuál es el sentido de una misión profética para cerrar los ojos y oídos y endurecer el corazón a fin de impedir la Teshuvá, el arrepentimiento y retorno a la nueva senda?
El capítulo 6 cierra las profecías de advertencia (del 2 al 5) de la época de Uziahu (ya sea en el año de su muerte, o en el año de su lepra y ”su muerte” como gobernante), y describe principalmente, la remoción de la gloria de Dios del Templo y de la Tierra, una eliminación que derivará en la desolación de la Tierra.
Las palabras “alto y excelso” son verbos-“Se exalta y Se Eleva”- y no son adjetivos (a diferencia de “Porque así dice el Alto y el Excelso”; capítulo 57, versículo 15); “Sus faldas” no son los extremos sino la parte inferior, que aún colmaba el Templo antes del abandono y la eliminación. La situación paralela a la salida de la gloria de Dios a las afueras del Templo, se halla, por cierto, en Yejezkel (principalmente, del capítulo 8 al 11), pero hay una paralela de la misma generación en el momento culminante y el cierre de la profecía de Amós, tras la visión del final (Capítulo 7, versículos 7-9; capítulo 8, versículos 1-3), es el momento de la visión del decreto (Capítulo 9, versículos 1-6).
“Vi al Señor que estaba en pie junto al altar; y dijo: ¡Bate el capitel, de modo que sean sacudidas las jambas de la Casa...
yo vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso, y Sus faldas llenaban el templo...
Y las jambas de los dinteles se conmovieron con la voz de los que clamaban, y la casa se llenó de humo”;
Por ende, “¡Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitos; toda la tierra está llena de Su gloria!”, significa, que el Templo ya no contendrá a la gloria de Dios debido a la impureza y la corrupción. Y como es explicado al final de Yeshaiahu (capítulo 66, versículo 1)-“Así dice el Señor: "El cielo es Mi trono, y la tierra el escabel de Mis pies. ¿Qué clase de casa edificarán para Mí?”.
En un pasaje de la plegaria denominado “Kedushá”, pedimos con las mismas palabras el retorno de la gloria de Dios a Su lugar, a Tzión, “por siempre y para siempre”.
Cortesía sitio 929.