Tramposos hay en todo lugar, y en todo momento, incluso en una sociedad sumamente religiosa, pero los tramposos observantes caen también en ”la profanación del nombre de Dios”, debido al grave daño que le causan al nombre de Dios y a Su honor.
La antigua sociedad israelita era una sociedad muy religiosa, a pesar de los templos de los carneros y una larga serie de transgresiones alusivas a las leyes de los sacrificios de la Torá de Moshé (4,4-5; 5,5). El mercado y el comercio estaban totalmente cerrados, no sólo en Shabat, sino también en Rosh Jodesh (el inicio de un nuevo mes).
En la Torá no figura ninguna clase de prohibición de tareas en Rosh Jodesh, pero su sacrificio adicional es idéntico al de los días de la festividad de las Matzot, y del Día de las Primicias-Shavuot. (Bamidbar 28,11-31).
En la época del primer Beit Hamikdash, el Gran Templo, Rosh Jodesh era considerado como Shbat y como una festividad, se congregaban para los eventos festivos, y se dirigían a escuchar palabras sagradas de los profetas y los Sabios-“¿Por qué te diriges a su encuentro(al encuentro del profeta Elisha), si hoy no es Rosh Jodesh ni Shabat? (Yeshaiahu 1, 13-; Melajim II 4, 23, 14). Tramposos hay en todo lugar, y en todo momento, incluso en una sociedad sumamente religiosa, pero los tramposos observantes caen también en ”la profanación del nombre de Dios”, debido al grave daño que le causan al nombre de Dios y a Su honor.
Y en el lenguaje de Amós (8, 4-7):
¡Oigan esto, los que anhelan tragar al menesteroso (los avasalladores);
y destruir (su trabajo y su magro sustento) a los pobres de la tierra!;
diciendo: "¿Cuándo pasará el novilunio (ya que el mercado está cerrado),
para que vendamos granos, y el Shabat (pasará), para que expongamos el trigo, achicando la efá (la medida, para darles menos a los compradores),
y engrandeciendo (la piedra) el siclo (a fin de que paguen más),
y defraudando con balanzas engañosas (en las que pesaban el dinero););
para que compremos al pobre con dinero (como esclavos),
y al menesteroso (para esclavizarlo) con un par de zapatos,
y vendamos los desperdicios del trigo (como si fuera trigo bueno);
Ha jurado el Señor por la soberbia de Iaacov,
diciendo: Ciertamente que Yo nunca Me olvidaré de ninguna de sus obras.
Esta sociedad ha perdido su derecho moral a existir y por ende, vendrán días aciagos “al mediodía… Y convertiré vuestras fiestas en duelo, y todos vuestros cantares en endechas (lamentaciones)…” (Capítulo 8, versículos 9-10). Las personas, que no sabrán qué hacer, “Y andarán vagando de mar a mar, y desde el norte hasta el oriente correrán de acá para allá, en busca de la palabra del Señor; mas no la hallarán” (Capítulo 8, versículo 12), o sea, no sabrán hacia dónde huir cuando sean destruidos los templos, y Shomrón colapse.
Cortesía sitio 929