Un vínculo inevitable ·

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Los pecados entre el hombre y su prójimo, que son enfatizados por Amós en su profecía  a Israel, representan también pecados contra Dios, ya que corrompen las virtudes de la persona y la alejan de su Dios-“ profanando así Mi santo Nombre” (Versículo 7)

Los pecados mencionados por Amós en su profecía a Israel corresponden a aquellos sobre los cuales Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria dijeron “habrán de morir pero no los transgredirán”: el paganismo, las relaciones incestuosas y el derramamiento de sangre, pero lo más importante de la profecía de Amós pertenece al ámbito de la descomposición social-moral que halla en el pueblo: el daño a los débiles robándole a los necesitados, la opresión legal, los actos de violencia y robo. Dichos pecados denominados en el libro Bereshit “violencia”, reflejan una corrupción de las virtudes, que no hace posible  la existencia de una sociedad adecuada, una sociedad justa. La generación del diluvio fue artífice de las más graves transgresiones: “Se pervirtió la tierra ante Elohím” (Bereshit, capítulo 6, versículo 11), pero su castigo fue decretado como consecuencia de la violencia. En el Talmud Bavlí, Tratado de Sanhedrín108a, está escrito:

Dijo Rabí Iojanan: Mira cuán grande es el poder de la violencia, ya que la generación del diluvio pasó por todas las transgresiones pero su sentencia no fue definida hasta que sus manos no robaron, como está escrito: “pues se ha colmado la tierra de violencia, por causa de ellos, por eso los voy a destruir con la tierra” (Bereshit, capítulo 6, versículo 13). La violencia no es sólo un pecado entre el hombre y su prójimo, corrompe las virtudes de la persona y la aleja de su Dios. Y así, se manifiesta esto en el Midrash Shemot Rabá. En relación a los conceptos de Iyov “aunque no haya violencia en mis manos, y mi plegaria sea pura” (Iyov, capítulo 16, versículo 17), pregunta el Midrash:

 “¿Es que acaso hay una plegaria turbia?  Quiere decir, que todo aquel que tiene sus manos sucias con el acto de robo, se dirige a Dios pero Éste  no le responde, ya que su plegaria es turbia, como está mencionado: “Dijo Elohim a Noaj: El fin de toda creatura ha llegado ante Mí, pues se ha colmado la tierra de violencia” (Bereshit, capítulo 6, versículo 13), pero Iyov, que el robo no era lo suyo, su plegaria era meritoria”.

Amós considera también los pecados entre el hombre y su prójimo, como pecados contra Dios y relaciona entre ambos:

“porque venden al justo por dinero, y al menesteroso a causa de un par de zapatos, que codician hasta el polvo de la tierra que está sobre la cabeza de los desvalidos; y pervierten la causa de los mansos; también un hombre y su padre se llegan a la misma prostituta, profanando así Mi santo Nombre” (Versículos 6-7).

Este énfasis de los pecados destaca también la diferencia entre los pecados de los pueblos pecadores contra Israel u otro pueblo, entre Iehudá e Israel, quienes pecan contra Dios y Su Torá.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Cortesía Sitio DAAT

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