Este capítulo se divide en varias partes:

a)Orden de Darío para que se encuentre el edicto de Koresh

b)El decreto de Koresh

c)Orden de Darío para que se respete y se cumpla diligentemente el edicto.

d)    Los agregados que Darío hace al decreto de Koresh.

e)     Los gobernadores cumplen diligentemente la orden.

f)     Se inaugura el Templo y comienza a funcionar.

Si bien habían mandado a buscar por todo Babel, no fue encontrado allí nada acerca del edicto de Koresh, no obstante, fue encontrado en otra ciudad: Ajmeta, que acorde a la opinión de Daat Mikra, esta era la ciudad de veraneo de los monarcas persas; allí encontraron algo al relacionado con el decreto de Koresh.

Rashí dice que, si bien no encontraron el edicto en sí, hallaron en el libro de las crónicas de los reyes de Persia algo al respecto.

Malvim dice que al principio Babel sirvió como capital del imperio Persa, hasta la época del rey Ajashberosh que la trasladó a Shushan, y sugieren que fue Haman, el malvado, el que hizo desaparecer ese edicto de todos los documentos, para que quede en el olvido; es por eso que dice que debieron requisar en todos lados de Babel sin encontrar nada al respecto, pero Haman no tomó en cuenta que había quedado registrado en uno de los libros de crónicas de los reyes, que estaba en otro sitio fuera de Babel.

Si bien este no era el edicto en sí, era un resumen de lo que había decretado el rey.

 un lugar en que ofrecen ofrendas Por cuanto que existían templos que eran destinados solamente a la meditación y a la plegaria, en donde no se realizaban allí ninguna ofrenda o sacrificio, y más aún, el pueblo de Israel, si bien disponía de lugares sagrados en donde se servía y se estudiaban las leyes de Dios, estaba prohibido realizar ofrendas fuera del Templo de Jerusalem. Es por eso que debió especificar, que aquel sitio, a diferencia de todos lo demás lugares de culto judío, estaría permitido realizar todo tipo de ofrendas a Dios.

sea su altura de sesenta codos, y su anchura de sesenta codos Los comentaristas concuerdan en que estas medidas eran más amplias que las medidas del anterior.

El comentarista Metzudar David, sostiene que esta forma de construcción combinando piedra y madera hacía mucho más hermosa y solemne la edificación.

 Por otro lado, Malvim dice que el hecho que sea obligatorio colocar una fila de vigas de madera cada tres filas de piedras, haría que no sea una fortificación, pues fácilmente podría ser destruida toda la construcción incendiando con flechas con fuego la madera y así toda la edificación se destruiría.

madera nueva En la antigüedad, debido al alto costo de la madera usualmente ésta era reutilizada, se solían tomar vigas viejas o que pertenecieron a otras edificaciones. Pero en este caso, el rey Koresh ordenó que para el Templo solo se utilicen maderas nuevas, recién taladas.

su gasto cubierto por la casa del rey Los comentaristas sostienen que la orden era que sea utilizado, para solventar la obra, el dinero del tributo que la provincia de Yehudá debía pagar al reino.

Daat Mikra sostiene que el pueblo judío no utilizó del dinero del reino para la construcción del templo. Tal vez se deba a que los enemigos de ellos constantemente apelaban acerca del uso del dinero público o tal vez porque la recaudación que se hacía en la provincia de Yehudá ya de por sí era bastante baja y Zerubabel no quería hacer más pesada la carga para los judíos.

Malvin enumera en el decreto de Koresh los siguientes puntos:

1)    Se les permite reconstruir el Templo.

2)    Se les permite realizar allí todo tipo de ofrendas.

3)    Se les permite colocar cimientos suficientemente fuertes para soportar una gran construcción. (algo que en la antigüedad solo estaba permitido para construcciones gubernamentales)

4)    Se les permite reconstruir más grande que las medidas anteriores del Templo.

5)    Se les permite construir con piedras grandes y con madera (en la antigüedad, las piedras grandes solo se utilizaban para construcciones fortificadas y estas construcciones solo podían pertenecer al imperio)

6)    Que los fondos para la construcción sean aportados por el imperio.

7)    Que se les devuelvan todos los utensilios de plata y oro que fueron quietados de allí por Nabujadnetzar.

El motivo por el cual hace tanto hincapié en que sean devueltos los utensilios a su lugar de origen es porque Koresh declara que fueron robados de allí, no debamos olvidar que el imperio persa no imponía su religión ni su cultura a los pueblos conquistados, sino que, por el contrario, ellos permitían que continúen con sus ritos y sus templos sean respetados, a diferencia de los babilonios que saqueaban destruían y exiliaban a los pueblos, los persas se veían a ellos mismos como superiores a éstos y que venían a liberar a los hombres del yugo babilonio, con ello lograban que los pueblos los apoyen y no quieran rebelarse. Por todo esto, Koresh no estaba de acuerdo con que se conserven en su imperio los utensilios pertenecientes a un templo y que fueron robados a los judíos por los babilonios; por lo tanto, ordenó que sean devueltos al lugar a donde pertenecían, de donde fueron extraídos sin autorización.

Luego de haber leído el edicto de Koresh, como consecuencia de ello el rey Darío toma medidas drásticas.

Lo primero que hace es reafirmar el decreto y ordena que se cumpla en todos sus detalles.

Además, dictamina que nadie se entrometa ni estorbe la obra de reconstrucción que debe realizarse con la máxima celeridad, más aun, deben ayudar y castigar a todos aquellos que quieran entorpecer la labor del Templo.

Darío, tal como Koresh, da órdenes expresas de que solamente los judíos sean los que hagan la obra y no los demás pueblos

Daat Micra sostiene que el gobernador de los judíos era Zerubabel.

Hasta aquí el rey Darío hace cumplir fielmente lo que el rey Koresh había decretado. De aquí en adelante, son agregados que él hace para fortalecer el edicto.

Luego que el rey ordenó que no se entrometan en la obra del Templo, agrega que, además, deben tomar de los impuestos que ellos recolectan del otro lado del río y proveerlos para la construcción del templo. Con esto, de seguro ningún otro gobernador de la zona o cualquier personalidad del imperio, se dejaría influenciar por los enemigos de los Israel, ni se atreverá a entrometerse en los asuntos de los judíos, pues saldrían perjudicados tal como le sucedió a Tatenay, gobernador del otro lado del río, y Shetar Boznai y sus compañeros los persas que vivían del otro lado del río

se paguen los gastos con toda diligencia a esos varones, para que no cesen su labor Darío agrega además que se les facilite inmediatamente el dinero, pues no quiere que nada ni nadie ocasione que se demoren las obras.

Otro punto que agrega Darío que no estaba incluido en el edicto de Koresh, es que no solo se les ayudará económicamente en la construcción, sino que también se les proveerá lo necesario para su normal funcionamiento una vez finalizada la obra.

Otros opinan que la intención de Darío era más bien una estrategia política, pues él pretendía llevarse bien con los judíos, pues ellos eran los que estaban en la frontera con el poderoso reino egipcio, que, si bien Egipto estaba bajo el dominio persa, fácilmente podría sublevarse, es por eso que prefería que los judíos estén cómodos con él y que le sean fieles.

Daat Mikra sostiene que en la antigüedad los reyes acostumbraban a traer ofrendas en sus nombres en los grandes Templos. De hecho, el mismo Moshé le dijo al faraón que no solo debía dejar salir al pueblo de Israel para servir a Dios, sino que, además, él mismo debía proveer ofrendas para Dios.

El Talmud sostiene que aun en la época de los romanos se mantenía la costumbre de presentar ofrendas en el Templo de parte del emperador romano.

Esta costumbre, de rogar a Dios por el bienestar de los gobernantes gentiles a los que los judíos están subyugados, se conserva hasta nuestros días, en donde muchas comunidades de la diáspora se dice una plegaria por el bienestar del presidente del país en donde ellos viven.

El motivo por el cual debían sacar una de las vigas de la casa de aquel individuo y ser colgado sobre ella, es porque, tal como esa persona quiso impedir que la casa de Dios sea construida, así su propia casa será destruida.

Ante semejante castigo, dice Metzudat David, nadie se atreverá a molestar ni entorpecer la obra de reconstrucción del Templo.

Malvim, recalca, que también esto fue un agregado de Darío que no figuraba en el edicto de Koresh.

Por último Darío agrega una advertencia general que incluye todo tipo de daño o perjuicio que se le pueda hacer al Templo y que no fuera mencionado específicamente en el edicto, como así también, advertir que ninguna persona, sea el rango que fuera el que ostente, no puede revertir este decreto del rey.

Una vez que el edicto del rey fue leído ante ellos, sin dejar ninguna duda acerca de la voluntad del rey, ellos se aplican prestamente a hacerlo cumplir.

Probablemente se refiere a la profecía que figura en Jagai 1:13 y 14  Y dijo Jagai el mensajero del Eterno en el mensaje del Eterno al pueblo diciendo: “Yo estoy con vosotros, palabra del Eterno. Y el Eterno incitó el espíritu de Zerubabel hijo de Shealtiel, gobernador de Yehudá y el espíritu de Yehoshua hijo de Iotzadac, el sumo sacerdote, y el espíritu del resto del pueblo, y vinieron y trabajaron en la casa del Eterno de los Ejércitos, su Dios, en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año de Darío el rey.   Y en Zejariá 8:9-13 Y los traeré y viviréis en medio de Jerusalem y serán Mi pueblo y Yo seré vuestro Dios, en verdad y en justicia. Así dice el Eterno de los Ejércitos: fortaleced vuestras manos, vosotros los que oís en estos días las palabras de boca de los profetas en el día en que se pusieron los cimientos de la casa del Eterno de los Ejércitos, para que pueda ser construido.

Daat Mikra, dice que al final hace un resumen de todos los que ayudaron en la construcción del templo, tal como en el capítulo 4 había mencionado todos los obstáculos que debieron salvar durante el reinado de estos reyes, para poder continuar con la obra. Todo ello para demostrar que Dios desbarató todos los planes de los demás pueblos que los odiaban.

Acorde a la opinión de Ralbag, el rey Ajashberosh no ayudó demasiado a los judíos en lo referente a la reconstrucción del templo y de Jerusalem y esto no debe sorprendernos, dice, pues el rey Ajashberosh reinó en total 14 años, y Mordejai asumió el rol de primer ministro, recién en el año 12 de su reinado.

Tal como veremos más adelante en el capítulo 7 versículo 8, comenzaron a construir nuevamente en el mes sexto del segundo año del reinado de Darío. Por lo tanto, concluye Daat Mikra, la obra llevó cuatro años y medio.

En este versículo ya están incluidos: los sacerdotes, los Levitas y los hijos de Israel por lo tanto, sostiene Metzudat David, cuando dice: y los demás que habían venido del exilio se refiere a los Netinim y los siervos de Shelomó que fueron mencionados antes en la lista de los que subieron a Jerusalem con el edicto de Koresh.

inauguraron la casa de Dios con júbilo Daat Mikra sostiene que si la obra se finalizó en el mes de Adar, lo más probable es que se haya inaugurado al próximo mes, en Nisán, tal como el tabernáculo que se inauguro en esa fecha.

El comentarista Metzudat David, dice que debieron expiar por el error de todos aquellos que no acudieron a construir el Templo de Dios y Jerusalem y que prefirieron quedarse en Babilonia y las demás ciudades del reino.

Acorde a los comentaristas, si bien para poder realizar una ofrenda, el oferente debe estar presente, de todas formas, esta vez fue una excepción y estas tres tribus (Levi, Yehudá y Biniamín) lo hicieron en nombre de todas las tribus, pues querían demostrar que el Templo de Jerusalem pertenecía a las 12 tribus de Israel y no solamente a ellos.

Daat Mikra sostiene que los que pusieron en funciones a los Leviim y a los cohanim, fueron los jefes del pueblo de Israel, los ancianos de Yehudá.

Malvim dice que los cohanim estaban divididos en 24 grupos, cada uno servía en el santuario durante una semana completa, con respecto a qué tarea realizaba cada uno de los miembros de ese grupo, era decidido echando suertes.

Los Leviim estaban divididos acorde a lo expuesto por Rambam en el Mishné Tora, Hiljot Keli Hamikdash, capítulo 3, Halaja 2: El servicio de los Leviim consistía en ser los guardias del Templo, hacer guardias en las puertas del santuario, abrir y cerrar sus portones y otros eran los encargados de las alabanzas en los momentos de las ofrendas.

como está escrito en el libro de Moshé En donde se establece que los cohanim son los que hacen las ofrendas y los Leviim los ayudan y se encargan de entonar alabanzas a Dios.

A partir de este versículo, deja de narrar en lengua aramea para continuar el relato en hebreo. Esto es así, porque ya deja de describir los edictos y demás acciones de los reyes persas.

Nos recalca que se festejó la festividad de Pesaj en su tiempo definido, pues todo estuvo estipulado y listo para que esta festividad pueda ser festejada plenamente en el nuevo santuario.

Este versículo viene a explicar el anterior, pues la fiesta de Pesaj exige que todos deben estar en estado de pureza para ofrecer el cordero de Pesaj. En caso de que alguien no estuviera puro para esa fecha, la Tora establece que todo aquel que estaba impuro durante la festividad de Pesaj, puede realizar la ofrenda de Pesaj un mes más tarde, el 15 de Yar, lo que normalmente se conoce con el nombre de Pesaj Sheni.

En época de rey Jizkiahu cuando el pueblo regresó al Eterno, debieron realizar la ofrenda de Pesaj un mes más tarde, el 15 de Yar, en Pesaj Sheni porque todos estaban impuros.

para todos los del exilio, y por sus hermanos los sacerdotes, y por ellos mismos Acorde a la opinión de los sabios los que hicieron estas ofrendas, fueron los miembros de la tribu de Levi, es por eso que son los únicos que no son mencionados en este párrafo.

Se refieren a que todos los que vinieron del exilio pudieron comer de la ofrenda de Pesaj

y todos los que se habían apartado de las impurezas (idolatrías) de los demás pueblos de la tierra Tal como dice en el Talmud, Tratado Kidushin página 70, esto hace referencia a que solo aquellos gentiles que aceptaron a Dios y las leyes del judaísmo, convirtiéndose, fueron aceptados y participaron de la festividad como cualquier otro miembro del pueblo de Israel.

El comentarista Ibn Ezra, sostiene que se refiere a los propios miembros del pueblo de Israel que se habían alejado y servido a los distintos cultos paganos, todos aquellos que se apartaron y volvieron con sinceridad al judaísmo, ellos fueron aceptados.

La alegría fue múltiple; por un lado, el precepto de estar alegre en la festividad de Pesaj, por otro lado, la alegría de haber podido inaugurar el Templo de Jerusalem y que ya estaba en funciones y por último, el júbilo de que el rey los favorecía.

Acorde a la opinión de Ibn Ezra el motivo por el cual lo denomina rey de Asiria, a pesar que era rey de Persia, es porque al conquistar también al reino Asirio, el rey de Persia pasa a ser también el rey de Asiria y este reino era el más poderoso y que constantemente hostigaba a Israel, hasta que surgió Nabujadnetzar.

Malvim dice que, en el territorio de Asiria, era en donde estaban los gobernadores que controlaban aquella parte del imperio persa.