El rey de Aram y el de Israel explican los sucesos a través de una causalidad humana y ni siquiera se les ocurre que hay aquí un involucramiento Divino. Los leprosos que anuncian la salvación dan cuenta con su cuerpo de la influencia del milagro en la naturaleza. El avasallamiento del capitán, que no creía que podría darse un milagro y se apegó también a la percepción de los reyes, es el avasallamiento de la causalidad natural y la negación del milagro.
El rey de Aram y el rey de Israel son rivales acérrimos uno frente al otro. No obstante, ambos están unidos en la concepción de que el curso de los asuntos debe contemplarse solo a través de los ojos del liderazgo humano y las tácticas de seres humanos, y en su mundo no hay lugar para el involucramiento Divino que modifica e incide en el curso de la guerra.
La reacción de Aram a lo que realiza Dios en su contra, no implica un reconocimiento del milagro sino un intento de supeditar los hechos a una explicación naturalista:
“Porque el Señor había hecho que el ejército de Aram oyese estruendo de carros, y estruendo de caballos, estruendo de un gran ejército, de modo que decían el uno al otro: "He aquí que el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los hititas y a los reyes de Egipto, para que vengan contra nosotros” (Versículo 6).
El texto nos deja muy en claro que por milagro, Aram cometió un error e intentaron dar una explicación causal humana al involucramiento de la Providencia superior en la guerra y ni siquiera pensaron en otra opción.
Dicho error vuelve a repetirse de un modo notablemente exacto en la reacción del rey de Israel tras la fuga de Aram. Tampoco tiene en cuenta el involucramiento de la Providencia en lo sucedido e incluso supone como algo obvio, que la realidad expuesta puede ser solo consecuencia de una táctica humana. Por consiguiente, debe asumir que se trata de una maniobra aramea y no evalúa siquiera la verdad del accionar Divino.
Esta historia se repite en la trama secundaria del capitán. El profeta profetizó que la hambruna desaparecerá de inmediato, y que la realidad de una hambruna extrema cambiará en 24 horas, y el capitán dudó al respecto. Desde el punto de vista de la causalidad humana, sus conceptos son absolutamente correctos y más que convincentes. Y sin embargo, todo se debe a que no toma en cuenta la capacidad y voluntad del Dios de Israel de alterar los sistemas de la naturaleza y romper los lazos de la causalidad natural. De este modo, continúa la línea del rey de Israel que se su servidor.
La salvación fue obra de un milagro Divino que no puede ser comprendido de manera natural, como lo intentaron hacer los arameos y el rey de Israel, y los leprosos, que señalan la fuga de Aram, dan cuenta con su cuerpo acerca de la influencia del milagro en el mundo de la naturaleza. Así como el Cohen, el Sacerdote es el que impurifica y purifica una lepra, y no el médico, así también es el profeta y no el rey o el capitán el que comprende lo sucedido en el campo de batalla. El avasallamiento del capitán-que es la figura contraria a los leprosos-es el avasallamiento del enfoque de la causalidad natural y la negación de la capacidad del milagro.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Cortesía sitio VBM de la Academia Rabínica Har Etzion.