¡No confíen en ninguna otra nación!

¡No confíen en ninguna otra nación!

Nuestro capítulo desea transmitir de manera sintética y concentrada la frágil estructura política en torno a Israel. El profeta avizora que aquellos israelitas que confían sin reparos en Egipto, se habrán de quebrar y avergonzar. Israel debe ser una isla desde el aspecto político y espiritual, y no se puede confiar en otra nación como la salvadora de Israel.

Nuestro capítulo es uno de los más breves entre los capítulos del libro. Y en el marco de los pocos versículos, hay una sensación de una gran movida descrita de un modo sumamente sintético. Los protagonistas del capítulo, tampoco son pocos: el jefe del ejército de Ashur, la ciudad filistea de Ashdod, Egipto y Kush (Etiopía), hombres de Israel y por supuesto, el mismo profeta. El contexto politico y militar es turbulento, al rebelarse Ashdod, aparentemente contra Ashur y el ejército de Ashur llega para someterla. Aquí, el profeta presagia a la caída prevista de Egipto y la vergüenza de los israelitas que procuraron apoyarse en Kush y en Egipto. ¿Acaso este capítulo es tan conciso a fin de incluir en su interior algún principio histórico?

Además de nuestra pregunta, cabe destacar un dato adicional. El profeta Yeshaiahu recibe la orden de andar durante tres años parcialmente desnudo (sin la prenda superior) y descalzo. Su andar excepcional tiene la intención de ilustrar el vergonzoso exilio previsto para Egipto y Kush: “Entonces dijo el Señor: "De la manera que Mi siervo Yeshaiahu ha andado desnudo y descalzo por tres años, como señal y símbolo para Egipto y Kush. así conducirá el rey de Ashur a los cautivos de Egipto y a los deportados de Kush, jóvenes y ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas, para vituperio de Egipto.” (versículos 3-4). La vergüenza y la humillación previstas para Egipto son duras y el profeta asume reflejar a través de su vestimenta su situación futura. No es algo para nada simple ni aceptable que un profeta de Israel se identifique tanto con el destino de otra nación.

Parece que nuestro capítulo desea transmitir de manera sintética y concentrada la frágil estructura política en torno a Israel. Tanto las potencias como los otros pueblos se encuentran en un proceso constante de lucha por el control y el peligro de desintegración y miseria. El error hebreo es el de elegir entre todos ellos un aliado y de referirse al mismo, como un apoyo sólido y estable. La diferencia entre relaciones amistosas y la cooperación, con la anulación nacional es mucha y significativa. El profeta avizora que aquellos israelitas que confían sin reparos en Egipto, se habrán de quebrar y avergonzar. Y no sólo eso, sino que califica al ente hebreo como “la isla”, no por su estructura geográfica, sino debido a la realidad espiritual y política: “Y el habitante de esta costa dirá en aquel día: "He aquí, tal es nuestra confianza, adonde nos habíamos huido por auxilio, para ser librados del rey de Ashur, y ¿cómo escaparemos nosotros?" (versículo 6). La isla es más  una sensación anímica que una estructura geográfica y la conclusión a la que se arriba de que no se puede confiar en ninguna otra nación como salvadora de Israel, es necesaria, pero tampoco es sencilla. Esta isla rodeada es reflejada por un capítulo breve y fundamental.

Cortesía sitio 929.

 

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