¿Casualidad o Providencia Divina?

¿Casualidad o Providencia Divina?

El encuentro de Shmuel y Shaúl se produjo “de casualidad”, a raíz de la búsqueda de las asnas, pero el texto enfatiza que Dios planificó todo desde un inicio. El mensaje para el rey electo es que Dios es El que controla el mundo y maneja los eventos a su voluntad.

 

Uno de los fenómenos salientes a lo largo del episodio de la búsqueda de las asnas es aparentemente, la casualidad, en los diversos acontecimientos a lo largo del episodio. El mismo proceso por el cual Shaúl fue a buscar las asnas y encontró la monarquía ya se ha convertido en una expresión de las sorpresas que ocurren en el mundo sin que el hombre tenga control sobre ellas.


 

Parece que la palabra guía del relato es la raíz hebrea מצ"א (del vocablo “hallar”), que figura en el mismo siete veces (como es habitual en palabras guía). Esta raíz expresa generalmente un sentido de causalidad, y así también ocurre aquí en los acontecimientos del episodio: en forma casual “se encontró” en la mano del joven un cuarto de siclo de plata, sin el cual Shaúl y su mozo hubieran regresado a casa sin encontrar a Shmuel; y circunstancialmente al ascender a la ciudad “encontraron” unas jóvenes mujeres, quienes los ayudaron a llegar al encuentro con Shmuel. Y sin embargo, a pesar de la aparición ocasional, resulta finalmente claro que todo estaba planificado:


 

(Versículo 15) “Y el Señor le había revelado a Shmuel un día antes de la llegada de Shaúl, diciendo:” (Versículo 16) “Mañana como a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Biniamín, lo ungirás para que sea príncipe sobre Mi pueblo Israel…”. 



 

El momento es tan preciso que se encuentran con Shmuel en el momento exacto en que él espera verlos:

“Ellos, pues, subieron a la ciudad. Cuando entraban a la ciudad, he aquí que Shmuel salía hacia ellos para subir al lugar alto“(Versículo 14):

Aparentemente, este punto tiene mucho sentido: precisamente en la previa del nombramiento del primer rey de Israel hay una importancia a enfatizar, de que Dios continúa manejando los sucesos, y el hombre no tiene control alguno sobre ellos. Incluso en momentos de éxito y victoria, es importante que el rey recuerde que el verdadero control  en el manejo del mundo está en manos de Dios, y que ningún elemento esencial ha cambiado desde el momento en que fue a buscar las asnas y encontró el reino.
 

 

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Gentileza del sitio VBM de la Acad

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