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¿Cuál es la importancia de la mezuzá? (v. 9)
RAMBAM: Toda persona tiene el deber de ser sumamente cuidadosa con la mezuzá pues es una obligación universalmente vinculante. Entonces, cada vez que uno entra o sale se encontrará con la Unidad de Dios, el Santo Nombre de Dios... Nuestros Sabios dijeron que a todo el que viste tefilín sobre su cabeza y brazo, tiene tzitzít en su vestimenta y una mezuzá en su puerta, le está asegurado que no pecará...”
(Fin de Leyes de la Mezuzá).
Torat Menajem
LA MEZUZÁ (V. 9)
¿Cómo debemos entender lo siguiente?
a) ¿Por qué escribe Rambam aquí “Toda persona tiene el deber de ser sumamente cuidadosa con la mezuzá” y no “...cuidadosa con la mitzvá de mezuzá”? De hecho, al final de sus Leyes de los Tzitzít, Rambam escribe claramente: “Uno siempre debe ser cuidadoso con la mitzvá de tzitzít”.
b) La promesa que “a todo el que viste tefilín sobre su cabeza y brazo, tiene tzitzít en su vestimenta y una mezuzá en su puerta, le está asegurado que no pecará...” la tomó Rambam directamente del Talmud, en el Tratado Menajot (43b). Sin embargo, el Talmud cita un versículo adicional para demostrar esta idea: “Una cuerda triple no se rompe fácilmente” (Eclesiastés 4:12). ¿Por qué lo omitió Rambam?
c) En el código halájico de Rambam, Mishné Torá, las Leyes de los Tefilín están antes que las Leyes de la Mezuzá, y las Leyes de los Tzitzít aparecen luego. Si la garantía anterior es el efecto combinado de estas tres mitzvot, ¿por qué no la citó Rambam después de completar los tres conjuntos de leyes, al final de las Leyes de los Tzitzít (o en la primera oportunidad — las Leyes de los Tefilín)?
LA EXPLICACIÓN
Respecto de la mezuzá hay dos obligaciones halájicas distintas. Primero, está el deber de fijar una mezuzá en toda jamba adecuada de la propiedad de uno.
Una segunda obligación, completamente distinta, que se cumple con la mezuzá, no es consecuencia de un efecto que la persona tiene sobre la mezuzá (su fijación), sino uno que la mezuzá tiene sobre esta. A saber, que cuando la persona entra o sale por una puerta que tiene mezuzá, se ve estimulada a pensar sobre Dios cuyo santo Nombre está escrito adentro.
Es de este segundo aspecto que habla Rambam aquí, al final de Leyes de la Mezuzá, como afirma: “Cada vez que uno entra o sale se encontrará con la Unidad de Dios, el Santo Nombre de Dios”. Por lo tanto, sería incorrecto referirse a este aspecto de la mezuzá como “la mitzvá de mezuzá” pues, técnicamente hablando, la mitzvá de mezuzá es su fijación, y aquí estamos hablando de su efecto sobre la persona. Por eso escribe Rambam que uno debe ser “sumamente cuidadoso con la mezuzá”, sin hacer referencia alguna al hecho de ser una “mitzvá”.
Sin embargo, escribe que “Toda persona tiene el deber de ser sumamente cuidadosa con la mezuzá”, recalcando que hay en efecto una obligación halájica aquí: la persona debe tomar conciencia del contenido de la mezuzá cuando entra o sale de una habitación, dejando verse afectado por este (véase Taz sobre Shulján Aruj, Ioré Deá, comienzo del cap. 285).
En función de lo anterior podemos responder ahora las dos preguntas formuladas previamente (‘b’ y ‘c’):
Rambam mencionó la garantía de no pecar (al observar los preceptos de tefilín, mezuzá y tzitzít) específicamente en sus Leyes de la Mezuzá pues, de estos tres preceptos, la mezuzá es la que realiza la contribución más poderosa a la garantía. Esto es porque el efecto de los tefilín y los tzitzít recordando a la persona acerca de Dios (alejándola por lo tanto del pecado) son efectos secundarios de dichas mitzvot, mientras que en el caso de la mezuzá, es el objeto mismo, la mezuzá, lo que despierta la concientización respecto de Dios:
En el caso de los tefilín, Rambam escribe: “La santidad de los tefilín es grandiosa, pues todo el tiempo que un individuo tiene tefilín en su cabeza y brazo será humilde y temeroso de Dios” (Leyes de los Tefilín 4:25). Es decir, no es el “encuentro” con los tefilín mismos lo que la aleja del pecado, sino
la santidad que de estos emana (un efecto secundario).
Análogamente en el caso de los tzitzít, no es el “encuentro” con los tzitzít como objeto lo que aleja a la persona del pecado, sino que ver los tzitzít (apenas) le recuerda a la persona (por varias alusiones**) que “la Torá los equiparó a todas las mitzvot” (fin de Leyes de los Tzitzít). Y esto la llevará a no pecar.
Sin embargo, en el caso de la mezuzá, es la mezuzá misma la que afecta a la persona, y no apenas la santidad que emana de ella o el mensaje que proyecta (que son cualidades secundarias). Y es por eso que Rambam eligió recalcar la aseveración y seguridad de no pecar específicamente en sus Leyes de la Mezuzá.
Por esta misma razón, también omitió la referencia del Talmud al versículo: “una cuerda triple no se rompe fácilmente”. Pues este versículo recalca que las tres mitzvot protegen a la persona de manera colectiva,
teniendo cada una un efecto similar; y el versículo también indica que son las mitzvot mismas las que proporcionan dicha protección. Por lo tanto, como Rambam no se pronunció a favor de ninguno de estos conceptos, omitió el versículo de las Leyes de la Mezuzá.
(Basado en Likutéi Sijot, vol. 29, pág. 61 y ss.)