¿Cuál es el objetivo de enfatizar recurrentemente la cuenta precisa de los aportes entregados para la construcción del Templo en Ierushalaim?
Junto a la lista de los nombres de los inmigrantes y la alegría, como consecuencia del retorno a Tzión, aparece el detalle meticuloso de las donaciones realizadas para la construcción del Templo en Ierushalaim.
Al igual que en la cuenta exacta que figura al finalizar la construcción del Mishkán, el Tabernáculo, en el desierto, en el libro Shemot (capítulos 35-40), también aquí se entrega un detalle de los panes y las cantidades de oro y cobre. Decenas de miles de kilos de metales preciosos, que da cuenta de una gran riqueza que poseían los retornantes de Bavel, antes de su inmigración.
A pesar de las cantidades impactantes, los inmigrantes no se vanagloriaron por los numerosos aportes. Los encargados de ello recibieron la orden de “protegerlos y guardarlos” hasta que “los pesen delante de los príncipes de los sacerdotes y Levitas, y de los jefes de las casas paternas de Israel en Ierushalaim”. Y el texto continúa aludiendo al respecto, hasta que efectivamente, el dinero llegó a destino “Y recibieron los sacerdotes y los Leviim el peso de la plata y del oro y de los utensilios, para traerlos a Ierushalaim a la casa de nuestro Dios”
Y como si esto no fuera suficiente, también después de la larga travesía de tres días, “Y al cuarto día fue pesada la plata, y el oro, y los utensilios, en la casa de nuestro Dios”. Un control doble y triple, una y otra vez, con el propósito de garantizar que todos los aportes lleguen a su destino y sean utilizados única y exclusivamente para los fines apropiados.
Como sucede en el mundo, el dinero puede corromper el alma de la persona, que desea apoderarse de él. Y grandes sumas de dinero pueden llegar a derivar en un gran acto de corrupción. Pr consiguiente, de aquí se infiere el deber de la lealtad del encargado del dinero de los individuos, y más aún, cuando se trata de dinero “publico”, que aparentemente, “no pertenece a nadie”, y el encargado del mismo-una persona con poder-puede llegar a destinar ese dinero para fines diferentes y diversos, sin que nadie perciba el destino final de dicho dinero.
El énfasis recurrente en las cuentas precisas y meticulosas, tiene el propósito de recordarnos que precisamente, los dineros públicos requieren de un cuidado extremo y de un doble control. “Todo se contó por unidad y por peso: y se tomó nota de todo en aquel tiempo”. Al igual que la justicia, la integridad no solo debe realizarse sino también verse. Que esté escrita y a la vista de todos.
La integridad, la aprudencia en los fondos públicos, un control adecuado y una total transparencia, la rectitud y la honestidad, esas son las condiciones previas. Solo cumpliéndolas, aquellos que lleguen al Templo podrán ingresar al mismo con el corazón íntegro y puro, y ascender al monte de Dios con las manos y el corazón limpios.
Gentileza sitio 929.