El hombre es una criatura muy singular, al estar compuesto de materia y espíritu y por su capacidad de libre albedrío. ¿Acaso el hombre es bueno o malo? ¿Acaso era conveniente crearlo?
“Dijo Dios: Hagamos un hombre” (26)-Este versículo provoca una gran sorpresa: ¿Acaso hay un referente adicional involucrado en la creación y Dios se asesora con él?
Múltiples interpretaciones se le asignaron a este versículo, y nos focalizaremos en una de las respuestas posibles (la cual aparece en Midrash Bereshit Rabá, porción 8), según la cual Dios creó ángeles y los consultó en lo concerniente a la creación del hombre. Algunos de los ángeles se opusieron a dicha creación y exhibieron los defectos del hombre, y otro grupo de ángeles apoyaron la creación del hombre por sus cualidades y grandeza.
Según esta descripción, el rol de los ángeles es el de representar posturas diferentes.
El debate con los ángeles nos enseña que la creación del hombre no fue algo sobreentendido, sino que se invirtió en ella mucho pensamiento, y hasta la duda, si es que corresponde crear o no una criatura con estas características.
Parece que la raíz del dilema yace en la complejidad de la materia y el espíritu del hombre, y en el hecho de gozar del libre albedrío, y por lo tanto, por un lado, es capaz de mejorar el mundo, pero por el otro lado, también es capaz de arruinar el mundo y destruirlo.
La discusión con los ángeles refleja las dos partes del hombre, el bien y el mal. A pesar de que Dios decide crear al hombre, aún queda en el contexto el dilema acerca de si es bueno o no crear al hombre. Dios no necesita de los ángeles para consultarles acerca de la creación del hombre. La decisión de Dios de crear al hombre es contundente, y sin duda alguna. La consulta con los ángeles significa poner de relieve la complejidad del hombre y la gran innovación en su creación, a diferencia de las otras creaturas-el hecho de que a partir de ahora fue creado el poder creativo, que tiene la posibilidad de actuar sobre el mundo y mejorarlo, pero junto a ello tiene el poder de actuar para mal, en oposición al resto de las creaturas que no tienen libre albedrío y no tienen la capacidad de mejorar o de empeorar.
Tal vez, sea esta la causa por la cual después de la creación del hombre no fue expresado “Y vio Dios que era bueno” a diferencia de las otras creaturas. En la creación del hombre, aún es prematuro saber si es que “era bueno”, porque ello depende de la elección humana: si sus acciones son buenas, pues fue creado para bien, pero si las mismas son malas, su creación no habrá sido para bien.
La sección de Génesis, que describe el comienzo del mundo de la humanidad, ya exhibe esa complejidad con la creación del hombre, dejando en el espacio la incógnita de si se dirá finalmente acerca de la creación del hombre "eso es bueno."
Editado por el equipo del sitio del Tanaj, el artículo es gentileza del sitio VBM