Mark Twain describió la tierra desolada y su paupérrima condición, exactamente como lo describen los versículos en el capítulo 29.

El capítulo comienza con la descripción de la concertación del pacto, con un discurso enérgico contra todo aquel que piense evadirse de  la alianza, pero en el final vuelve la profecía, como continuación del capítulo anterior, y finalmente las maldiciones-“Y se venderán allí a vuestros adversarios, como esclavos y esclavas, y no hay comprador” (Capítulo 28, versículo 68)-“Pero dirá la generación postrera, vuestros hijos, los que habrán de surgir en pos de vosotros, y el extranjero que haya de venir de tierra lejana, y cuando vieren las plagas de la tierra aquella y sus males, con los que la ha enfermado Adonai; azufre y sal calcinada toda su tierra…como el arrasamiento de Sedom y Amorá, Admá y Tzevoim que había arrasado Adonai con su furor y su ira…”(Capítulo 29, versículos 21-22)

El pueblo en su exilio, es descripto en la parte final de las maldiciones, mientras que la desolación de la tierra hasta la última generación cierra el círculo de la concertación del pacto (en el capítulo 29) hacia la profecía alusiva a la congregación (reunión) de las diásporas en el final de los días (en el capítulo 30). Así ingresa la formulación del pacto, de un modo dramático dentro de “las palabras del pacto” (Capítulo 28, versículo 69).

Como continuando la postura del Rambán, quien denominó a las maldiciones como profecía, también estos versículos se cumplieron exactamente, a través de un turista de una tierra lejana, me refiero a Mark Twain, como está descripto en su libro “Guía para viajeros inocentes” (1867).

 “Recorrimos unas cuantas millas en un país desolado cuya tierra es fértil, pero todas son malas hierbas…puedes cabalgar diez millas en este ámbito, y en tu camino no se habrán de cruzar ni diez personas. Con respecto a esta región fue pronunciada una de las profecías: “Desolaré yo la tierra y se asombrarán por ella vuestros enemigos, los que la habitan…” (Vaikrá capítulo 26, versículo 32)-no hay nadie que pueda estar aquí en la desolada Ain El Malja (al sur de Kiriat Shmoná), y expresar que la profecía no se ha cumplido…la tierra de Israel está envuelta en tela de saco y cenizas (en señal de duelo). Hay una maldición sobre ella…Sedom y Amorá…”(Pueden ver más datos en mi libro “El milagro de la reunión de las diásporas, Ediciones Tel Aviv 5771, 2011, páginas 219-222).

Después de 8 años se fundó la escuela agrícola Mikvé Israel. 12 años después, fue fundada Petaj Tikva.
Gentileza del sitio 929.