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TALMUD: La persona nunca debe deshonrar una costumbre local,
pues Moshé subió a lo alto y no comió ni bebió. Y cuando los
ángeles descendieron (para visitar a Avraham — véase Bereishit 18:2 y
ss.), ¿crees que comieron o bebieron? Más bien, parecieron comer
(Bavá Metziá 86b).
SHEMOT RABÁ: Una analogía para esto es que cuando llegas a una
ciudad debes seguir sus costumbres (47:5).
BERESHIT RABÁ: Cuando llegas a una ciudad debes seguir sus
costumbres. Como no hay comer o beber en el cielo, cuando Moshé
ascendió a lo alto no comió ni bebió (48:14).
Torat Menajem
Moshé llegara a ser como un ángel. Todo lo que se precisaba era evitar
cualquier actividad que no fuera apropiada en el cielo. Por lo tanto, el cuerpo
de Moshé no precisó cambiar milagrosamente; simplemente tenía que
abstenerse de comer. Esto se corresponde con el enfoque ‘a’ (el enfoque
natural), que Moshé simplemente dejó de comer pues estaba ocupado.
3) Bereshit Rabá acentúa ambos aspectos, negativo y positivo, de la
conducta de Moshé. Por un lado declara que “Moshé no comió”, en la
negativa, sugiriendo una adherencia pasiva a la costumbre local. Por otra
parte, leemos que “cuando llegas a una ciudad debes seguir sus
costumbres”, indicando una observancia activa. Esto se corresponde con
el enfoque sobrenatural (‘b’), que Dios hizo milagros todo el tiempo para
mantener vivo a Moshé. El esfuerzo sobrenatural para mantener vivo a
Moshé era, así, un intento activo de seguir la costumbre local; pero, por
otra parte, dado que su cuerpo no cambió para ser como el de un ángel,
su observancia de la costumbre local podría describirse como pasiva. Por
lo tanto, Bereshit Rabá acentúa ambos puntos.
Quizás podría argumentarse que, de hecho, durante las tres diferentes
visitas que Moshé hizo al Monte Sinaí tuvieron lugar todos los tres
enfoques:
La primera vez que Moshé ascendió a la montaña era para recibir el
primer juego de Tablas. Estas Tablas eran “obra del Señor”, o sea,
totalmente sobrenaturales. Como Moshé fue a recibir algo milagroso, se
desprende que su propia capacidad para comer y beber también habría
sido milagrosa (o sea, el enfoque ‘b’, el sobrenatural).
La segunda vez que Moshé subió fue para procurar perdón por el
pecado del Becerro de Oro. En ese momento Dios estaba enojado (véase
Rashi a 33:11 arriba), por lo que podemos suponer que El refrenó el uso
de toda conducta sobrenatural. Por lo tanto, en el segundo viaje, la
capacidad de Moshé para no comer habría sido natural (enfoque ‘a’).
La última vez que Moshé fue a la montaña era para recibir las segundas
Tablas. Estas eran una fusión de lo natural y lo sobrenatural, pues fueron
dadas por Dios y hechas por Moshé (véase 34:1). Por lo tanto, podemos
suponer que la capacidad de Moshé para no comer o beber también fue
una fusión de lo natural y lo sobrenatural (‘c’), y él realmente llegó a ser
como un ángel.
¿POR QUÉ IRRADIABA LUZ EL ROSTRO DE MOSHÉ? (V. 29)
Lo explicado también aclara por qué el rostro de Moshé sólo irradió luz
cuando descendió de la montaña por tercera vez, con las segundas
Tablas. Pues, en esta ocasión, su funcionamiento físico natural se había
elevado al de un ángel, y por lo tanto la luz de su alma no era obstruida
por su cuerpo.
(Basado en Likutéi Sijot, Vol. 36, pág. 172 y ss.)