El profeta anciano se esfuerza por restituir al varón de Dios a Beit El, a fin de demostrar que él mismo es un profeta verdadero, y que el culto en Beit El goza de legitimidad profética. Pero Dios encamina los hechos de un modo opuesto: la dura profecía alusiva a Beit El, se habrá de fortalecer.
El profeta anciano pertenece al grupo de sacerdotes del altar en Beit El. Su función no es la de ejercer prácticamente en el altar, sino desempeñarse como autoridad religiosa que otorga el respaldo al culto que se desarrolla en Beit El.
La victoria del varón de Dios sobre Yarovam moviliza el piso bajo los pies del profeta anciano. El rey, tal vez, puede permitirse una derrota de esas características, ya que sus móviles para llevar a cabo el culto de Beit El son politicos y la descalificación del varón de Dios de esta adoración desde el aspecto religioso, no cambiará sus objetivos politicos. No obstante, el profeta anciano no puede permitir esta situación, ya que él es el representante religioso profético de Beit El. La victoria del varón de Dios socava seriamente las enseñanzas del profeta anciano y pone en peligro su estatus. Por consiguiente, emprende una lucha vigorosa y decisiva para salvar el estatus de Beit El. Su objetivo, al salvar su “teoría profética” es también la salvación de su estatus profesional, su nombre y su honor personal en Beit El.
El plan del profeta anciano es presentarse ante el varón de Dios como un profeta como él, y lograr su reconocimiento como un profeta verdadero superior a él. Dicho reconocimiento del varón de Dios al profeta anciano le habrá de conceder a Beit El una legitimidad profética oficial, que tanto él como el varón de Dios compartirían. El regreso del varón de Dios a Beit El y el hecho de comer y beber en ella con el profeta anciano, en contraste explícito con lo que le fuera ordenado, manifestarán su confianza en el profeta anciano y en la verdad de la profecía opuesta en su boca. A los ojos de la gente de Beit El, será contemplado como si Dios se hubiera retractado de su profecía de ira anterior, o por lo menos, aquella parte en la cual es enérgicamente negada en este momento. Cuando el varón de Dios actúe bajo la influencia del profeta anciano, que es quien promueve su retorno y lo recibe en su hogar, habrá de ser una evidencia de que el profeta anciano goza de un estatus superior, porque es el indicado para el cargo, ya que su enseñanza profética es verdadera, y porque hay un respaldo religioso para el culto en Beit El.
El involucramiento Divino anula la propuesta del profeta anciano: la profecía que él recibe, y la particular muerte del varón de Dios, le demuestran al profeta anciano y a todos, que la dura profecía alusiva a Beit El, en efecto, se habrá de cumplir.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Cortesía sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”.