Hoshea se lamenta por la horrenda realidad social de su generación. Al expresar que “no hay conocimiento de Dios en la tierra” (versículo 1), se refiere precisamente a toda la lista de pecados sociales.
Una dura sensación envuelve a Hoshea. “Deambula” entre los diez mandamientos y refleja todos los hechos que atentan contra el orden social de un modo activo y violento (versículos 1-2). No menciona el precepto de la fe ni tampoco el Shabat. Es muy probable que la violencia social no se produjera a expensas de los preceptos ceremoniales y rituales. Hoshea alude a las fallas del sistema jurídico (“el jurar y el negar (lo jurado)), a la violencia social (“el asesinar y el hurtar”)) y al quiebre de la moral en la familia (“y el adulterar”)). No convoca a la Teshuvá, al arrepentimiento y retorno a la buena senda, ni promete la salvación, sino que se apena y lamenta por la horrenda situación social que inevitablemente conduce a la destrucción de la tierra.
Uno de los principios básicos del pensamiento religioso de Hoshea es el nexo entre “el conocimiento de Dios” y las transgresiones entre el hombre y su prójimo. De hecho, con suma facilidad, la persona puede desconectar su comportamiento en la tierra en el seno de sus pares de su procedimiento espiritual en su vínculo con Dios. Aparentemente, esta era la realidad en la época del Tanaj, tanto en Israel como en Iehudá. Las personas elevaban una plegaria en el Templo y sus manos estaban manchadas de sangre derramada en vano. Cuando Hoshea dice que “no hay conocimiento de Dios en la tierra” (versículo 1), se refiere a la lista de todos los pecados sociales.
La caída habrá de llegar porque “has rechazado con desprecio el conocimiento (de Dios)” (versículo 6), ese mismo conocimiento de la moral humana, es el que garantiza la vida del pueblo en su tierra, y si falta dicho conocimiento-“Yo también te rechazaré” (versículo 6).
Editado por el equipo del sitio de Tanaj, extraído del libro “Shmoná Neviim Beavotot Ahavá”, de la editorial Yediot.