Finalmente, Ajav y Yehoshafat se desentendieron de la profecía de Mijaihu y salieron a combatir en Ramot Guilad. Ajav no acató los conceptos de la profecía, ya que, en principio, no necesitaba el consejo del profeta, porque le fue suficiente con sus profetas que le dijeron que saliera a la guerra. Pero Yehoshafat, que rechazó a los profetas de Ajav y solicitó la palabra de Dios, ¿por qué no lo escuchó?
Causa gran perplejidad cuando queda en claro que este gran creyente, Yehoshafat, que llevó como estandarte la fe en las palabras de los profetas, violó casi sistemáticamente sus enseñanzas. Salió a la guerra con Ajav, contrariamente a la profecía de Mijaihu hijo de Imlá, y luego de la guerra fue acusado por Yehu, hijo de Janani:” ¿Debes tú ayudar al malvado y amar a los que aborrecen al Señor?” (Divrei Haiamim II, capítulo 19, versículo 2). De esa guerra salió milagrosamente, y a pesar ello, cuando Iehoram, el hijo de Ajav, se dirigió a él para que saliera también con él a la guerra (Melajim II, capítulo 3), volvió a responderle con la misma consigna y salió, y de ella también salió milagrosamente. Y una vez más, lo encontramos asociándose con Ajaziá para enviar los navíos a Tarshish (Divrei Haiamim, capítulo 20), y la palabra de Dios le fue enviada a través de Eliezer hijo de Dovadahu.
Todas estas acciones tienen un común denominador-la asociación con malvados. Los profetas se lo prohibieron y profetizaron que no prosperará, y a pesar de eso, Yehoshafat se encaprichó en continuar con esta relación , aún cuando chocara con la realidad y se encaminara de fracaso en fracaso. Yehoshafat no se conformó con las consignas de afinidad y unidad sino que le transmitió esta asociación a su hijo, se casó con la Casa de Ajav y estableció un pacto de sangre y una asociación completa. Cuando el texto viene a evaluar su figura, este punto fue perpetuado como síntesis de sus acciones: “Y Yehoshafat hizo la paz con el rey de Israel” (Melajim I, capítulo 22, versículo 45).
¿Cuál es el sentido de este fenómeno? ¿Qué movilizó a Yehoshafat, el rey justo, a desafiar a los profetas y actuar entusiatamente a fin de estrechar el vínculo con los reyes de Israel malvados?
En el centro de la Casa de David estaba la unidad de Israel. Desde este punto de vista interno, la congregación de Israel no se desentiende de los pecadores ni los rechaza. Por el contrario, se preocupa para que “el desterrado no se sienta alejado de Él”, y el pueblo de Israel, en toda su diversidad y niveles, es una completud excelsa.
En pos del valor de la unidad de Israel, Yehoshafat estaba dispuesto a todo. Según su criterio, los reyes de Israel combatieron en las guerras de la nación y elevaron su honor, y por consiguiente se debe aspirar al aglutinamiento y a la completud, ignorando sus acciones y su conducta ética y religiosa.
Pero incluso si el principio esbozado por Yehoshafat fuera correcto y y bien fundado, esta manera de acercar a los alejados no es fácil ni simple, y hay en ella un peligro enorme.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj, extraído del libro “Mikdash Melej-Iyunim beSefer Melajim”, de ediciones Midreshet HaGolán.