Muchos de los comentaristas e investigadores se cuestionaron la cuestión de la identidad del hombre que habla en nuestro capítulo. Intentaremos proponer cuatro respuestas posibles.
El capítulo 3 comienza con el versículo “Yo soy el hombre que ha visto aflicción” (versículo 1). Este versículo sugiere el interrogante: ¿Quién es el hombre que habla en este capítulo?
Muchos de los comentaristas e investigadores, se han cuestionado este interrogante, y podemos citar cuatro respuestas posibles para esta pregunta:
La primera opción, con la que se identifican la mayoría de los comentaristas clásicos, es que el que habla en esta lamentación, es Irmiahu (por ejemplo, así lo sostienen Rashi y otros). Dicha hipótesis se basa en dos hechos: uno, que según Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria, Irmiahu es el autor del libro de Eijá y por ende, resulta natural que si hay un portavoz en el libro, pues sea el profeta Irmiahu. Y el segundo hecho, son los numerosos paralelismos existentes entre el capítulo y el libro de Irmiahu.
La segunda opción es que se trata del “yo” colectivo. El “yo” puede ser Ierushalaim, que habla de su dolor o el pueblo de Israel como colectivo (así lo argumenta, por ejemplo, Rabi Yeshaiahu de Trani: “Así dicen Israel”). Según esta opción, el vocero representa a un grupo más grande, y de ese modo se reduce la brecha entre esta lamentación y las otras, manifestadas en plural.
La tercera opción es, que se trata de un individuo del pueblo de Israel, cualquiera de ellos. Así lo explica Rabí Avraham ben Meir Ibn Ezra: “Dijeron nuestros antepasados de Bendita Memoria, que este libro fue escrito por Irmiahu. Pues entonces, será el quien dice: Yo soy el hombre, o lo dirá cualquier integrante del pueblo de Israel”. Según esta interpretación, no debe identificarse al portavoz con alguien específico, sino comprender que cualquier integrante del pueblo de Israel, puede expresar esta lamentación. La diferencia entre esta opción y la segunda alternativa, es que en ésta, el hombre no representa a un grupo o a otra figura sino que habla concretamente de sí mismo, y no tenemos manera de saber quién es dicho hombre, sino tan solo expresar que se refiere a alguien del pueblo de Israel.
La cuarta respuesta posible, aleja aún más la identificación del hombre con alguna figura determinada y según la misma, el hombre representa al justo que sufre. El hombre no es un personaje real, sino un personaje literario de alguien que sufre. Al escribir la lamentación, el doliente quería transmitir la sensación del justo que sufre (al igual que la figura de Iyov). A través de este enfoque, lo explicó el Profesor Iaacov Klein: “Dicha figura debía ser utilizada como modelo para cada uno de los hijos del pueblo, que pasaron por los horrores de la destrucción y el exilio. De él podrán aprender cómo sobreponerse al desaliento y a las dudas” (Iaacov Klein,”Yo soy el hombre, modelo del justo que sufre en el texto bíblico y en el Antiguo Oriente” en Eijá (Olam HaTanaj, páginas 137-138)