¿Un enviado fiel o un oportunista diplomado?

¿Un enviado fiel o un oportunista diplomado?

El rey de Iehudá no estaba incluido en las palabras de los profetas alusivas a Izével y Ajav, conceptos a partir de los cuales actuó Yehú. ¿Acaso Yehú actuará ahora para unir a los dos reinos, como la profecía de Eliahu en el Monte Carmel?

Elishá se dirigió hasta Damesek para la unción de Jazael, y lloró (versículo 8). A la unción de Yehú envió a uno de los discípulos de los profetas.

El joven profeta huyó como un “loco”, y el propio Yehú era conocido como un conductor (de carruaje) “loco”, de modo que aquel que observa y vigila desde la torre en Izreel lo reconocía según su modo de conducir (versículo 20). El reino de Israel se sumió en una “loca” revuelta de sangre, el costo del fracaso del profeta Eliahu en su lucha por salvar a Ajav y para alejar a Izével “y sus muchas hechicerías” (versículo 22). El acto de arrojar a la tirana por la ventana a los perros (versículos 33-37) simbolizará la revolución.

El rey Yehoram herido, que hospedaba al rey de Iehudá (hijo de Ataliá), pensó que ocurrió algo terrible en el campo de batalla, ya que Yehú era el comandante del frente en Ramot Guilad, y parecía que solo estaba dispuesta a informar al rey. No se le pasó por la cabeza escuchar de la boca de Yehú el llamamiento a la batalla de los profetas fanáticos.

Pero he aquí que el veterano Yehú estaba con “su capitán Bidqar” (versículo 25) en el carro en el cual seguían a Ajav en el momento del encuentro ante Eliahu en el viñedo de Navot, y los conceptos del profeta sobrevolaban en su memoria (Melajim I, capítulo 21, versículos 19-24) y se sumaron a las palabras del joven profeta en el momento de su unción. En la parcela de tierra de Navot en Izreel, Yehú se reunió con los dos reyes, mató a Yehoram en venganza por “la sangre de Navot” y sus hijos (aparentemente, ellos también fueron eliminados por Izével) y persiguió también al rey de Iehudá hasta Maalé Ivleam (Balama, un estrecho valle al sur de Yenín, camino a Shomrón) y lo mató a golpes.

Se trataba de “un aprovechamiento de la oportunidad”, ya que el rey de Iehudá no estaba incluido en las palabras de los profetas alusivas a Izével y Ajav,conceptos a partir de los cuales actuó Yehú. ¿Acaso Yehú actuará ahora para unir a los dos reinos, como la profecía de Eliahu (las 12 piedras para el altar) en el Monte Carmel (Melajim I, capítulo 18)?

No hay siquiera un indicio de tal dirección-Ierushalaim quedará en manos de Ataliá y sus hazañas-¿Acaso Yehú fue realmente un enviado fiel para la transmisión de las palabras de los profetas, o fue uno que “se subió a la ola”?

Cortesía sitio 929

 

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