Dariavesh (Darío I) fue el rey persa que más apoyó a los judíos, durante todo el reinado persa, y en su periodo, efectivamente, fue construido e inaugurado el segundo Beit Hamikdash, sin embargo, la lucha “contra el odio” no cesó.
La movilización general del “Am Haaretz”, los malos vecinos de Iehudá, tenía el objetivo de disipar la idea de los retornantes de construir la casa para Dios, conforme a la autorización de Koresh”, y dicho intento se llevó a cabo “todo el tiempo de Koresh rey de Persia, y hasta el reinado de Darío rey de Persia” (capítulo 5, versículo 5)-Dariavesh I fue el rey que más apoyó a los judíos durante todo el reinado persa, y en efecto, en su periodo fue construido e inaugurado el Templo, sin embargo, la lucha contra “el odio” no cesó; al asumir Ajashverosh, el hijos de Dariavesh, “el reinado en la capital Shushán”, de inmediato, se reanudaron los escritos “de odio”, y las misivas de advertencia fueron enviadas recurrentemente, también en la época de Artajshasta I, hijo de Ajashverosh (capítulo 4 versículos 4-7)
Aquí, el escritor de los capítulos alusivos a Zerubabel, optó por traer como ejemplo, precisamente, una misiva relativamente tardía, del periodo de Artajshasta (I), en la cual, el enfrentamiento no se dirigía contra la “casa”, ya que la misma estaba construida, sino contra la rehabilitación de las murallas de la ciudad, el emprendimiento de Nejemiá (capítulos 1-4). ¿Por qué fue traída justamente, como ejemplo, la carta posterior de la época de Artajshasta, y no fueron citadas las misivas del periodo de Koresh y de la época de Ajashverosh? Aparentemente, porque la misiva tardía esta detallada y es más amplia, e incluye esas advertencias (Capítulo 4, versículos 12-16):
Ierushalaim es conocida en los “Libros de Memorias”, como una ciudad rebelde y peligrosa, que en muchas oportunidades lideró una coalición (con Egipto y reinos adicionales) en contra del poderoso control de Ashur (Asiria) y Bavel.
En el momento que concluya la construcción de las murallas de Ierushalaim, los judíos se sentirán fuertes y dejarán de pagar los impuestos al Tesoro del reino persa. Luego, tomarán el control de los vitales caminos a Egipto (y otros), y será afectado el control persa en todo “el otro lado del río”, en referencia al espacio situado al sur del rio Eufrates que incluye a Siria y a la Tierra de Israel.
Los escritos “de odio” estaban focalizados en detener la política persa de autonomía y restitución de los derechos a los templos (en todo el imperio), en relación a Iehudá, ya que es “peligrosa”, y ya lograron, en tiempos de Koresh, provocar el cese de la construcción en Ierushalaim-todo lo que estaba incluido en la “Autorización de Koresh” fue congelado, y el trabajo se detuvo (capítulo 4, versículo 24), hasta el reinado de Dariavesh (I).
No obstante, la carta más tardía del periodo de Artajshasta (I) derivó también en una orden real, que les concedió a los enemigos de Iehudá y Biniamín una posibilidad de ejercer la fuerza militar de las provincias “del otro lado del río”, contra la construcción en Ierushalaim, “y los obligaron por la fuerza y autoritariamente a cesar la obra” (Ezrá, capítulo 4, versículo 23), y surge el interrogante, si es que acaso esos gobernadores de las provincias recibieron antes los permisos para utilizar la fuerza contra Ierushalaim.
Según la descripción en Nejemiá (capitulo 1), supongo, que sí-las acciones de fuerza contra Ierushalaim se prolongaron por mucho tiempo, e incluyeron daños graves reiterados, contra los intentos de construcción y refacción-sólo el contundente involucramiento del rey Dariavesh (I), reanudó la construcción del segundo Beit Hamikdash, y tan solo un permiso especial de Artajshasta (I) a Nejemiá, junto a la movilización general de Iehudá y Biniamín por parte de Nejemiá (capítulos 1 al 4), hicieron posible la refacción de las murallas.
Resulta interesante comparar todo esto con el esfuerzo del “odio” árabe contra la Declaración Balfour, en la época del Mandato Británico, por causas similares, y lamentablemente con muchos logros, que se manifestaron en “Los Libros Blancos”, y en los decretos contra la inmigración judía, y contra el asentamiento judío. Por otra parte, es importante realizar una comparación contrastante con el libro de Esther, donde se relata que fueron enviadas misivas contra los judíos en la diáspora, y Hamán recibió autorización para actuar ya que los judíos son peligrosos para el gobierno; sólo un vuelco dramático, como consecuencia del accionar de Mordejai, registrado en el “Libro de Memorias”, salvó a los judíos de la diáspora-y curiosamente, en el libro Ezrá, no son mencionados en absoluto, los judíos de Shushán, y el relato de Esther, ni siquiera menciona lo acontecido en Iehudá y Ierushalaim.
[1] Irmiahu (capítulo 3, versículos 6,12) fue enviado para traerlos nuevamente a Ierushalaim, en el período de Ioshiahu; dicha misión fue exitosa, como lo refleja el relato del testimonio en el libro Irmiahu (capítulo 41, versículo 5), en referencia a los 80 peregrinos “de Shjem, Shiló y Shomrón”; ver en el libro Divrei Haiamim II, Crónicas II, capítulo 34, versículo 6) acerca de la purificación de Ioshiahu hasta el Galil.
[2] También, según la descripción que encontramos en Melajim II, capítulo 17, versículo 24, y también según la inscripción de Sargón, que exilió a 27290 hombres de Shomrón, y trasladó a ese lugar, a hombres de tierras conquistadas por él.
[3] Ver también en el comentario Daat Mikrá.
Gentileza sitio 929.