Sobre el dinero, acerca de la diferencia entre el trabajo y “el esfuerzo” y acerca de la voz del temeroso de Dios en las cuestiones sociales que surgen en el capítulo-tercera parte de la obra y su nombre Kohelet.
A raíz de la dificultad de preservar el “triple nexo” de la vida en sociedad, se requiere de un gran cambio en el formato y en el contenido. El cambio llega en el discurso del temeroso de Dios (que comienza en el capítulo 4, versículo 17), y habla (por primera vez en la Meguilá) en segunda persona, e instruye a mantener “tu pie” camino “a la casa de Dios”, de cuidar la boca y la lengua y hablar a Él cuidadosamente (Capítulo 5, versículo 1)-no “incrementar” las “absurdidades”-plantea un ideal de temor a Dios (capitulo 5, versículos 6-7) y con él la fe en la providencia y la justicia de “El alto por sobre el alto”.
Se trata de una clara cosmovisión religiosa, pero aquí sorpresivamente hallamos también expresiones de “trabajo” por primera y única vez en la Meguilá (a diferencia del “esfuerzo” y de la “acción”), y no del servicio Divino, sino trabajo de campo-concretamente Torá y trabajo.
De aquí se infiere también una pista para la solución personal y social en las formas de vida, cuyo fundamento se halla en la comprensión de que “el trabajo” es un valor modelador de una buen vida, mientras que el “esfuerzo”, tiene una connotación negativa de pesar, absurdidad y mentira, y la “acción” es neutral. Cuando estos elementos le dejan lugar al “trabajo”, se gana sentido y valor, se oye una melodía diferente. “Dulce es el sueño del trabajador, si poco o si mucho ha de comer; empero la hartura para el rico no le deja dormir” (Capítulo 5, versículo 11), “Y la preeminencia de la tierra en todos está: El rey al campo está esclavizado” (Capítulo 5, versículo 8)-el campo es trabajado, y también un rey lo necesita-hay “una preeminencia de la tierra”, y el trabajador-dulce es su sueño.
Esta es la voz del temeroso de Dios sobre la cuestión social. Una forma de vida cauta y recatada de los hombres de “trabajo” temerosos de Dios puede constituir una sociedad que reduce la búsqueda ilimitada del dinero, y por ende, habrá en ella meneos oprimidos y lágrimas.
Entre los dos versículos del “trabajo” se oye una voz opuesta-los versículos intermedios son llamamientos desafiantes de las formas del “yo”, que recuerdan la sociedad existente (capitulo 5, versículos 9-10): “Quien ama plata, no habrá de saciarse de plata; y quien ama el caudal: ¡no la cosecha!... también esto es absurdo. Al incrementarse el bien, se incrementan los que lo consumen; y ¿qué satisfacción hay para sus dueños (que se quedaran sin nada) más que la visión de sus ojos (su sabiduría)?”
Estos llamamientos desafiantes enfatizan de un modo dramático la innovación del temeroso de Dios y el enorme contraste del “que se esfuerza” con el “que trabaja”, de la “acción” con el “trabajo”.
Todo aquel que se sintió impactado por “el epílogo” (al final de la Meguilá), que es un agregado del “editor”, que viene a “convalidar” el relato, está invitado a leer detenidamente el capítulo 5. La voz del temeroso de Dios es una parte orgánica de la Meguilá, en la cual Kohelet ocultó la solución de sus enigmas-“Ya que al incrementarse sueños y absurdidades y palabras muchas... Pues (así, en efecto) a Elohim habrás de temer” (Capítulo 5, versículo 6)
Extraído del libro: Ani Kohelet-Makhelat Kolot Bidmut Ajat”, Ediciones Maguid
Gentileza del sitio 929