Amaban su dinero y moraron fuera de la Tierra de Israel

Amaban su dinero y moraron fuera de la Tierra de Israel

Carrera o misión, el dilema ante el cual se encuentra ac­tualmente la primera generación de ciudadanos del Estado de Israel, se considera en nuestra parashá, en el capítulo 32. Signifi­cativas negociaciones se desarrollan entre las dos tribus y media, pertenecientes a la primera generación que llegó a la Tierra, y Moshé patriarca de los profetas, que los sacó de Egipto y los condujo en el desierto durante 40 años. Negociaciones entre quien tiene ante sus ojos solamente su provecho, vive sólo de su pan, no espera la palabra de Dios y llega a la tierra fértil, pensando sólo en su ganado, y entre quien se ve traído a la tierra prome­tida y se considera poseedor de un destino y una misión.

La Transjordania ya fue conquistada, Israel se encuentra en las estepas de Moab, y debe cruzar el Yardén para conquistar la tierra que el Señor prometió concederles como morada. Y he aquí que un nuevo obstáculo aparece. Esta vez no se trata de los espías que deberían hacer desistir al pueblo de su marcha a la tierra, ni de añoranzas que despiertan en el desierto recor­dando la tierra civilizada en la que se podía comer pescado "gratis"; nos hallamos ya después del primer encuentro con tierra civilizada, y he aquí que aparece un nuevo deseo de re­nunciar a la marcha hacia la tierra prometida, para establecerse en el lugar, comer de sus frutos y saciarse de sus bienes. Esta vez, no son reminiscencias del pasado que los seducen, sino la realidad circundante, "éste es el lugar que ansío, y aquí me esta­bleceré", "ubi bene, ibi patria".

Mas, inmensa muchedumbre de ganado tenían los hijos de Reubén y los hijos de Gad; y al mirar la tierra de Yazer y la tierra de Guilad, vieron que el lugar era un lugar pro­pio para ganado.        32, 1

Debemos tomar nota que este versículo al describir el mundo de los protagonistas de nuestra parashá, comienza y concluye en el original hebreo con la misma palabra: ganado.[1]

E inmediatamente después se dirigen a Moshé con su solici­tud, o más exactamente, no solicitud sino solicitudes, pues eran dos.

Entonces vinieron los hijos de Gad y los hijos de Reubén y dijeron a Moshé, y al sacerdote Elazar, y a los príncipes de la congregación diciendo:          32,2

"Atarot y Divón, y Yazer, y Nimrá...    32, 3

la tierra que atacó el Señor delante de la congregación de Israel, es tierra propia para ganado, y tus siervos tienen ganado".    32, 4

Dijeron pues: "Si hemos hallado gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos por posesión, y no nos hagas pasar el Yardén".         32, 5

¿Cuál es la explicación de la repetición de este "dijeron"? Si escuchásemos con atención, los oiríamos decir sus primeras pala­bras, recalcar luego que la tierra es "tierra propia para ganado", y que "tus siervos tienen ganado", los veríamos detener el torren­te de las palabras de su discurso por unos momentos, escrutar la reacción de Moshé. Es ésta una interrupción muy significativa e insinuante. Aún no formularon ninguna solicitud, no se atre­vieron hacerla, sólo dejaron constancia de un hecho: de la cali­dad de la tierra y de su riqueza económica, lo que no fue sino una evidente insinuación, invitación, una sugerencia a una propuesta que quizás venga de boca del mismo Moshé, ahorrándoles que lo tengan que formular ellos mismos. Ellos insinúan mas él no se da por aludido. Y como lo describe uno de los comentadores, está ante ellos, con hosco semblante, esperando. ¿Se atreverán a ha­blar abiertamente, a descubrir sus ansias? Y he aquí que ellos se animan y hablan claramente sin insinuaciones:

Dijeron pues: "Si hemos hallado gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos por posesión,

y no nos hagas pasar el Yardén .            32, 5

Aquí estalla Moshé con un poderoso torrente de censuras, que se extiende en los próximos 10 versículos. Son palabras de cen­sura, de comparación con los pecados pasados de los cuales nada han aprendido, de temor por el futuro del pueblo y su destino, de reprensión y reproche, y de demanda y pregunta: "¿Por ventura vuestros hermanos irán a la guerra, y vosotros permane­ceréis aquí?"

Y luego que las dos tribus deliberan aparecen con la nueva proposición que posteriormente se haría famosa, la de conver­tirse en la vanguardia del pueblo en la conquista de la tierra pro­metida, a cambio de la tierra del ganado que se daría inmedia­tamente a sus rebaños, sus hijos y sus mujeres. Moshé acepta esta proposición y la repite. Compararemos ahora estas dos for­mulaciones entre sí.

Propuesta de las tribus                                  Respuesta de Moshé

(vers. 16-19):                                          (vers. 20-24)

Entonces ellos se acercaron a                      Entonces les dijo Moshé:

él, y le dijeron:                                    "Si hiciereis esto, si os arma­reis

"Edificaremos aquí rediles                             para marchar delante del

para nuestro ganado,                          Señor, a la guerra,

y ciudades para nuestras                               y todo hombre armado de

familias;                                                      vosotros pasare el Yardén

pero nosotros nos armaremos                       delante del Señor,

para marchar con diligencia               hasta que El haya expulsado

al frente de los hijos de Israel,                         a Sus enemigos delante de Sí,

hasta que nos hayamos                                  y la tierra esté sojuzgada

introducido en su lugar;                                   delante del Señor,

en el entretanto habitarán                               entonces después de esto

nuestras familias en las                                  podréis volver, y estaréis sin

ciudades fortificadas, a causa de                  culpa para con el Señor y para

los moradores del país.                                  con Israel;

No nos volveremos a nuestras                        y será esta    tierra posesión

casas hasta que los demás                vuestra delante del Señor.

hijos de Israel tengan en                                 Mas si no lo hiciereis así, he

posesión cada uno su propia                         aquí que habréis pecado con­tra el          

heredad.                                                     Señor;

Porque nosotros no tendremos                      y tened por cierto que vues­tro

heredad con ellos de la                                  pecado os alcanzará.

           otra parte del Yardén y más               Edificaos, pues, ciudades

allá,                                                                 para vuestras familias

pues que nos ha tocado ya                 y rediles para vuestros rebaños;

nuestra heredad de esta parte                       y haced lo que habéis

del Yardén hacia donde nace " el sol".     prometido.”

Todo el abismo que separa a dos concepciones se abre aquí ante nosotros. Según el criterio de las tribus, éste era un acuerdo firmado entre tribus. A cambio de su heredad en la Transjordania, deberán luchar a la vanguardia de Israel, traerlos a su lugar y darles su tierra como heredad.

Según el criterio de Moshé, es éste un compromiso ante el Señor, el Creador de todo, el Único, que expulsa pueblos y otorga heredades. Rashí se detiene sobre otro detalle, exiguo, pero que caracteriza todo. Ellos antepusieron su ganado a su niños, mas Moshé les corrigió este error.

Rashí sobre "Edificaremos aquí rediles para nuestro ganado   (32, 16):

Se compadecían más de su dinero que de sus hijos e hijas, ya que antepusieron el ganado a sus niños. Díjoles Moshé: "¡No! considerad lo fundamental, fundamental; y lo secundario, secundario. Construid primero las ciudades para vuestros niños, y luego los rediles para vuestro ganado".

Mas Moshé no les corrige discutiendo y reprimiéndolos. Sólo lo hace al repetir sus mismas palabras pero con otro tenor, como diciendo: Esto es lo que seguramente habéis querido decir, ésta fue indudablemente vuestra intención.

¿Comprendieron ellos la insinuación? ¿Comprendieron la corrección que Moshé introdujo en sus palabras? Veamos su respuesta:

Y respondieron los hijos de Gad y los hijos de Reubén a Moshé, diciendo: "Tus siervos harán del modo que nuestro señor manda. 32, 25

Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestro ganado y todas nuestras bestias se quedarán ahí, en las ciudades de Guilad 32, 21

mas tus siervos, todos los hombres armados del ejército pasarán delante del Señor a la guerra, conforme a lo que dice nuestro señor".        32, 27

Son de destacar las últimas palabras: "Conforme a lo que dice nuestro señor", y no como lo hemos dicho nosotros. A su pesar, pero aceptaron. Y de la siguiente manera se refleja la imagen de estas dos tribus y media en las palabras de los Sabios, imagen que se transformó en símbolo del materialismo.

Bamidbar Rabá 32, 6-7:

Esta es la regla (Halajá) : Tres presentes fueron creados en el mundo. Quien recibió uno de ellos recibió todos los tesoros del mundo. Quien logró sabiduría - logró todo, quien logró valen­tía - logró todo, quien logró riqueza - logró todo. ¿Cuándo es esto verdad? Cuando son regalos del Cielo y vienen por poder de la Torá, mas la valentía y la riqueza del ser humano carecen de valor. Ya lo dijo Shelomó (Kohelet 9, 11) : "Volvíme, y observé que debajo del sol (la victoria en) la carrera no es de los ligeros ni (la victoria en) la batalla de los fuertes; ni tampoco de los sabios el pan, ni de los entendidos la riqueza, ni de los inteligen­tes la gracia; sino que el tiempo y la casualidad les tocan a todos ellos".

Asimismo dijo Yirmeyahu (9, 22-23): "Así dice el Señor: No se gloríe el sabio en su sabiduría, ni se gloríe el poderoso en su poder, ni se gloríe el rico en su riqueza; mas el que se gloría gloríese en esto: en que Me entiende y Me conoce a Mí, que Yo soy el Señor, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque en estas cosas Me complazco, dice el Señor".

Y estos presentes cuando no vienen de Dios, quedarán interrum­pidos.

Enseñaron nuestros Maestros:

Dos sabios hubo en el mundo, uno israelita, el otro gentil, Aji­tofel y Bilam, y los dos se perdieron. De la misma forma dos hombres fuertes hubo en el mundo, uno israelita y el otro gentil, Shimshón y Goliat, y los dos se perdieron. De la misma forma, dos hombres ricos hubo en el mundo, uno israelita y el otro gentil, Koraj y Hamán, y los dos se perdieron. ¿Por qué? Porque su presente no provenía de Dios, sino que fue arrebatado por ellos. De la misma forma hallas, que los hijos de Gad y los hijos de Reubén, que eran ricos, y tenían numeroso ganado y amaban su dinero, y moraban fuera de Eretz Israel, por ello, ellos fueron las primeras tribus en ser desterradas, como está escrito (Divré Haya­mim 1, 5, 26) : "Y excitó el Dios de Israel el espíritu de Pul, rey de Asiria y el espíritu de Tilgat-Pilnéser rey de Asiria; y éste des­terró a los Reubenitas y a los Gaditas y a la media tribu de Menashé, llevándolos a Jalaj y a Javor . . ." ¿Quién causó todo esto? el haberse separado de los hermanos por culpa de sus propiedades. ¿De donde lo sabemos? Pues está escrito en la Torá (Bamidbar 32, 1): "Mas inmensa muchedumbre de ganado tenían los hijos de Reubén y los hijos de Gad". Esto es lo que el versí­culo dice (Tehilim 75, 7-8): "Pues ni del oriente, ni del occidente, ni del desierto, ni de las montañas, sino que Dios es el juez, a éste abate y a aquel ensalza". ¿Cuál es el significado de la ex­presión "Pues ni del oriente ni del occidente"? La fuente de la riqueza no reside en lo que el hombre sale y se ocupa en su co­mercio, viaje de oriente a occidente. Aún cuando navegase en su barca y fuese de oriente a occidente y recorriese los desiertos y las montañas, no por ello enriquecerá. ¿Qué significa "ni del desierto, ni de las montañas"'? Dijo Rabí Aba de Romania: Todo lugar en la Torá donde aparece el vocablo montaña, se refiere realmente a montañas, con excepción de éste que significan "ele­vaciones", pues el hombre no se eleva de estas cosas. ¿Qué es lo que hace el Todopoderoso? ¡Toma los bienes de éste y se los da a aquel! como está escrito (ibid.) "sino que Dios es juez, a éste abate y a aquél ensalza". Y por ello llamamos a los bienes: "neja­sim" (utiliza un juego de palabras entre "vejes" = bien patrimonial y "nijsé" = oculto) pues están ocultos de éste, pero revelados a aquel. ¿Y porqué llamamos al dinero: "zuzí"? (aquí utiliza las palabras "zuzí" = dinero y "zaz" = se mueve). Porque se mueve y se traslada de éste a aquel; ¿también llamamos "mamón"? (aquí utiliza "moné" = cuenta). Porque ¿qué es lo que cuentas?: ¡Nada!

Tomado de:  “Reflexiones sobre la Parasha”, Prof. Nejama Leibovitz, publicado por el Departamento de Educación y Cultura Religiosa para la Diáspora de la  Organización Sionista Mundial, Jerusalén, 1986  pág. 237-242.

[1] El traductor inglés en la versión del Rey James no logró expresar este hecho, y esto no fue corregido en la "Revised Versión”. Sólo Buber-Rosenzweig en su cuidadosa traducción dieron cuenta de esto, abriendo y finalizando el versículo con la palabra "ganado”.

 

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