Ajav aprovecha su estatus como rey para su beneficio personal, a expensas del bienestar del pueblo o de uno de sus hijos, incluso cuando ello implica el avasallamiento de los valores que él, supuestamente debería preservar.
El acto de Ajav al final del capítulo 20-su perdón a Ben Hadad y el hecho de enviarlo a su país con un pacto-puede contemplarse como una manifestación humana positiva. No obstante, el capítulo 21 exhibe inmediatamente “y después de estas cosas” (versículo 1)-después de la resurrección de Ben Hadad-cuán alejado estaba Ajav de la virtud de la bondad y la misericordia. De hecho, en este capítulo, ¡es un cómplice encubierto del asesinato malicioso y malvado de uno de sus ciudadanos!
Los dos comportamientos contrapuestos de Ajav (la resurrección de Ben Hadad y el asesinato de Navot) tienen un mismo origen corrupto, y el mismo es: la priorización de su beneficio personal en su condición de rey. En ambos casos, Ajav aprovecha su estatus como rey para su beneficio personal, a expensas del bienestar del pueblo o de uno de sus hijos, incluso cuando ello implica el avasallamiento de los valores que él, supuestamente debería preservar, y así distorsiona su función:
En el capítulo 20, la “alianza fraternal” lo lleva a dejar a Ben Hadad con vida. Este hecho es contrario al bienestar de Israel, quienes en el futuro terminarán pagando las consecuencias, al ser convocados para una nueva guerra contra Aram, después de tres años. Este acto es también contrario a la voluntad de Dios, ya que el mismo Ben Hadad no es digno de misericordia a raíz de su conducta, tal como la misma es descrita en el capítulo 20, por la cual se hace acreedor al apelativo de “hombre condenado” de Dios (Capítulo 20, versículo 42).
En el capítulo 21, Ajav actúa a partir de esa misma conciencia-la conciencia de un rey que no está comprometido con sus súbditos ni está sujeto a la ley de Dios. En su condición de rey, él desea una parcela de tierra de uno de sus súbditos, que se encuentra cerca de su palacio. Esto, a una persona común no se le hubiera ocurrido, habría eliminado la idea de su corazón, si se hubiera topado con un rechazo tan firme y fundado como el de Navot. Pero no es lo que ocurre con Ajav, para quien la negative de Navot es inaceptable. Ajav no se detiene hasta que logra su cometido. Pero alcanzar lo deseado implica derramar la sangre de Navot. En esos dos episodios, encontramos una respuesta emocional de Ajav parecida: “adusto y enojado” (capítulo 20, versículo 43; capítulo 21, versículo 4).
En los dos casos, la frustración de Ajav proviene del contraste entre los argumentos justos que se le presentan y que vienen a limitarlo y su deseo de actuar arbitrariamente, en su condición de rey y concretar sus metas personales. En ninguno de los dos casos, puede difuminar la verdad, pero tampoco tiene la voluntad de renunciar a sus aspiraciones.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Cortesía sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”.