El miedo tiene su origen en la transgresión. La persona alejada de su Dios, percibe sus limitaciones frente a la naturaleza y por ende, se llena de miedo y horror ante lo que vendrá. En contraste, la persona que se apega a su Dios no tiene nada que temer.
Después de todas las calamidades que vendrán sobre Israel de parte de las naciones que son enviadas de Dios, Él promete que volverá para consolar a Su pueblo y actuar en su defensa. No obstante, la acción de Dios no será tan simple, sino que vendrá acompañada de una gran destrucción y una dura guerra, hasta tal punto que el profeta describe a los ángeles y mensajeros de paz llorando también debido al dolor y la angustia que se registrarán en el seno del pueblo.
¿Cómo se puede lidiar con rumores difíciles y eventos traumáticos como estos? ¿Debemos temer y estar asustados por la fuerza de la mano poderosa de Dios? ¿Debemos preocuparnos de morir en esa revolución?
El profeta da cuenta de que el miedo tiene su origen en la transgresión: " Aterrados están los pecadores en Tzión, temblor se apoderó de los impíos” (14). La transgresión crea una distancia entre el hombre y su Dios, e impide que la luz del conocimiento brille en él. Cuando el hombre queda desconectado de la fuente Divina e infinita de vida, siente sus limitaciones frente a la naturaleza y, por consiguiente, se llena de miedo y terror ante lo que vendrá.
A diferencia de ello, el que camina por la senda de la rectitud y hace el bien a las criaturas, apegándose a las sendas del Creador, el justo que cierra sus oídos para no escuchar calumnias y solo contempla el bien, que se cuida de las transgresiones y cumple la voluntad de Dios, se adhiere a la fuente de la vida, a Dios, y no tiene nada que temer. Toda la naturaleza está bajo el control de Dios, y es seguro que Él hará el bien a sus fieles, siendo El que controla todo.
Por eso, el profeta describe que en ese tiempo Dios será exaltado sobre todas las naciones y recogerá su botín para dárselo a Israel. Ierushalaim se llenará de justicia y rectitud, y quien tenga temor de Dios recibirá tesoros de espiritualidad, riqueza en conocimiento y materialidad del botín de los pueblos (6).