El capítulo 34 es una profecía “Masá” alusiva a la venganza de Dios contra sus enemigos y los enemigos de Su pueblo. Edom, que es una tierra rica y fértil se convertirá en heredad de espinos de abandono y desolación, y en los palacios lujosos habitarán aves que moran en campos de matanza y ruinas.
A fin de ilustrar la destrucción, el profeta menciona una amplia variedad de aves: el pelícano, y el erizo, el búho y el cuervo, el chacal y la avestruz, el Seir y la Lilith. A lo largo de las generaciones, los traductores y comentarios dudaron acerca de la identificación de dichas aves...según las traducciones, el avestruz es idéntico al “Naamit”, es decir, la más grande de las aves del desierto. No obstante, dicha identificación plantea cierta dificultad, ya que el avestruz habita en el desierto abierto y no se halla cerca de las zonas residenciales ni de las espadas...por consiguiente, puede concluirse que el avestruz se parece a un ave nocturna que se halla en viviendas abandonadas. El nombre hebreo del avestruz, “Bat Iaaná”, está relacionado, aparentemente, con los sonidos emitidos por estas aves, en el silencio de la noche. Incluso el erizo, también mencionado aquí, no es similar al mamífero que lleva ese nombre, ya que no es un animal que se caracteriza por estar en el desierto y en residencias abandonadas. Aquí también refiere a un ave nocturna, al igual que el Sair y la Lilit nombradas junto a él. Todas esas son aves rapaces nocturnas cuyo nombre popular en hebreo es “Liliot” ...
Y de hecho, no tienes un grupo de animales más adecuado que estas aves a fin de ejemplificar los horrores de la destrucción. Dichas aves, mayormente anidan en viviendas abandonadas y su apariencia general debería ilustrar el abandono y la destrucción. En realidad, son aves útiles para la agricultura, ya que se alimentan de plagas...sin embargo, en la leyenda y el saber popular figuran como símbolos de la destrucción y presagios de males y desastres. La razón de ello es su raro aspecto: la cabeza grande, ojos muy abiertos. Además, los sonidos que emiten se parecen a la respiración de un moribundo o a los gemidos de alguien que está sufriendo. Frecuentemente, sus nombres están relacionados con los sonidos que emiten: por ejemplo, “Tinshemet”, del vocablo hebreo “Noshem”, respirar; “Ianshuf” de la palabra hebrea “Nashaf”, soplar; “Tanim”, del vocablo hebreo “Tana”, lamentar; “Bnot Yaaná”, de la palabra hebrea “Aná”, responder, y otros.
Sus sonidos y apariencia llevaron a pensar y creer que son presagios del mal y criaturas demoníacas. En la imaginación popular, los demonios eran representados a su imagen, y a partir de esto, se infieren los apodos de los demonios como “Sair” y “Lilit”.
Esos palacios que estuvieron colmados de voces de alegría y diversión, ahora estarán colmados por los gritos de estas aves demoníacas. A partir de ahora, esas aves se habrán de convertir en los ciudadanos fieles y eternos de Edom: “para siempre la poseerán, de siglo en siglo habitarán en ella” (versículo 17).
(Extraído del libro “Naturaleza y Tierra en el Tanaj”, páginas 183-184)
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Extraído de las hojas de estudio “Matán Al HaPerek”.