En el precepto de Shmitá (Año Sabático) la idea es clara, y todos los detalles se relacionan con la idea de un modo claro. La Torá nos enseña que del mismo modo debemos referirnos a todos los preceptos: comprender la idea general del precepto y vincularnos con ella. Y también cumplir todos los detalles.
Rashi, en el comienzo del capítulo 25, dice: “¿Cuál es la relación de Shmitá con el monte Sinaí?...así como todas las reglas y detalles de la Shmitá fueron dichas en Sinaí, así también los detalles y reglas de todos los preceptos fueron dados en Sinaí”. ¿Por qué la Torá eligió justamente el precepto de Shmitá para indicarnos que todas las reglas y detalles de los preceptos fueron dados en el monte Sinaí?
Existe un fenómeno conocido que las personas están dispuestas a aceptar las ideas generales de la Torá mas no sus pequeños detalles, siendo que el contexto entre ellos y la regla no es claro a primera vista. Es muy fácil “vender” las reglas del judaísmo, pero los detalles es más difícil.
Tomemos como ejemplo el Shabat: la idea del cese de tareas un día por semana, es hoy aceptado en el mundo todo. A pesar de ello, un cese laboral que incluya la prohibición de encender luz u otras prohibiciones, no es tan aceptado. El Rabino Kuk escribe, que la causa del laicismo en su generación no es un desprecio de los ideales de la Torá, sino una falta de disposición de las personas de estar a la altura de las pequeñas exigencias diarias.
Por otra parte, existe también el fenómeno inverso: la gente está sumida en sus ocupaciones particulares a tal punto que pierden la regla. Actualmente, está en aumento la búsqueda de disposiciones de rigor y límites, a veces a cuenta de perder de vista el núcleo del objetivo básico del precepto.
Tal vez la Torá quiso destacar, que la persona debe conocer y cumplir los dos elementos: tanto la regla como los detalles. El precepto de Shmitá es uno de los únicos en ellos cuales está clara la función de los detalles: la Torá prohibió sembrar, podar, cosechar y cosechar uvas, a fin de que sepamos de que no somos los dueños de la tierra. Sólo Dios definirá lo que se hará en nuestra tierra, ya que de hecho la tierra es suya y no nuestra. La Torá nos enseña que así como en el precepto de Shmitá está claro que se deben cumplir la regla y también los detalles, del mismo modo se deben cuidar ambas en todos los preceptos, a pesar de que no siempre el vínculo entre ellas está claro.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion".