Confianza y esfuerzo

Confianza y esfuerzo

El rey Jizkiahu es descrito como un rey cuyas plegarias son escuchadas y anulan duros decretos, no obstante, por otro lado, se rinde ante el enemigo y le permite el ingreso a los tesoros de su casa y del Beit Hamikdash, el Gran Templo. ¿Cómo pueden comprenderse estas dos expresiones anímicas opuestas?

Sanjerib, el rey de Ashur, envía a su jefe del ejército, Ravshake, a fin de que imponga un sitio a la ciudad de Ierushalaim (Melajim II, capítulo 18; Yeshaiahu capítulo 36). Ravshake se dirige al pueblo con total seguridad y anuncia que logrará conquistar la ciudad y que Dios lo envió a destruir la ciudad. Con toda intencionalidad, él elige hablar “Iehudit” (hebreo) a fin de humillarlo y sembrar el miedo en el pueblo. De ese modo recuerda a Goliat quien agravió a las filas de Israel en su guerra contra el pueblo de Israel (Shmuel I, capítulo 17)

Al escuchar sus palabras y como consecuencia de la gran profanación del nombre de Dios, Jizkiahu rasga sus vestimentas y envía a consultar al profeta (Melajim II, capítulo 19; Yeshaiahu capítulo 37). Incluso inicia él mismo una plegaria, que el profeta da cuenta de que ha sido escuchada por Dios y gracias a ella, Dios destruye todo el campamento de Ashur en una noche. Un milagro de dimensiones que no tiene precedentes a lo largo de toda la historia. El profeta también da cuenta que Jizkiahu confió en Dios (Melajim II, capítulo 18, versículo 5).

Además, cuando él recibió un decreto personal en relación a su vida (Melajim II, capítulo 20; Yeshaiahu capítulo 38) Jizkiahu se dirige a Dios con una plegaria desgarradora y con lágrimas en los ojos, y Dios le agregó quince años a su vida. Eso, en contraste con las palabras del profeta Yeshaiá quien estableció que sus años ya fueron determinados y no vivirá más que eso.

Sin embargo, a pesar de la enorme confianza de Jizkiahu en Dios, ello no le impidió tomar todo el dinero que se hallaba en la Casa de Dios y también las puertas del Templo y entregárselas al rey de Ashur como soborno a fin de que abandone la ciudad (Melajim II, capítulo 18, versículos 13-16). Así también, al llegar los representantes del rey de Bavel, les concede el acceso a todos sus tesoros y les muestra todo (Melajim II, capítulo 20, versículos 12-13; Yeshaiahu capítulo 39) y aparentemente, les dice que todo eso a disposición de ellos, en la medida que sea necesario. ¿Cómo es posible conciliar entre estas dos expresiones anímicas de Jizkiahu?

Parece ser que se trata de una persona que intenta hacer todos los esfuerzos naturales a fin de definir la contienda de un modo natural, no obstante, por otra parte está plenamente confiado y con mucha fe de que finalmente la salvación llegará por medio de Dios, a través de los elementos naturales. Jizkiahu no contempla ninguna contradicción entre ambas vías y por consiguiente, actúa en ambos planos como uno solo.

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