El Rabino Hirsch expresó múltiples mensajes en su comentario a la Torá, los cuales tenían relación con el hogar judío y sus funciones. Él salió con la proclama de convertir el hogar en un pequeño templo y Santuario.
El libro Vaikrá concluye con la temática del precepto del segundo diezmo y el diezmo de los animales. La ubicación de estos preceptos en este lugar provoca curiosidad y exige una explicación, ya que estos preceptos fueron mencionados en otros pasajes de la Torá. Más allá de ello, se los ven como excepcionales en referencia a la temática del capítulo 27 en el libro Vaikrá, que trata acerca de las valuaciones a través de las cuales la persona define su santidad y que no son propias de una santidad inmanente.
En su comentario al capítulo 27 que cierra el libro Vaikrá, el Rabino Hirsch optó por enfatizar la capacidad y el deber de la persona en convertir su hogar en un templo:
“El libro “Torat Hacohanim” (La ley de los Cohanim) finaliza con dos elementos de santidad: el segundo diezmo y el diezmo de los animales. Los mismos, transforman la satisfacción y la alegría de la vida en actos que acercan a la persona hacia Dios, en la medida que preservan la moralidad. Y a partir de ello, todo hogar se convierte en el templo de Dios, y cada mesa se transforma en un altar, y todo hombre y mujer de Israel tienen el privilegio de comer de las santidades de Dios,sin estar consagrados para el sacerdocio a través de la mediación de los Cohanim. Y este es todo el propósito del templo y el sacerdocio de acuerdo a la ley de los Cohanim en el pueblo de Israel: introducir en todo el pueblo y sus vidas el espíritu de la santidad y el carácter del sacerdocio. La fuente de ello se encuentra en la Torá Divina, que está colocada en el Sancto Sanctorum; ella es la que transforma el hogar en un recinto Divino, y su concreción es el sentido de la santidad del sacerdocio”.
(Comentario del Rabino Shimshon Rafael Hirsch, Vaikrá capítulo 27, versículo 33)
El Rabino Hirsch relacionó entre estos dos preceptos y las otras cuestiones abordadas en el capítulo 27 del libro Vaikrá al aclarar que, así como en las leyes de las valuaciones es la persona la que aplica la santidad a sus elementos, del mismo modo tiene la capacidad de transformar su hogar en una morada de santidad.