David-el hombre de las guerras de Dios

David-el hombre de las guerras de Dios

Precisamente, después de que el profeta Natán le comunicó a David que no habrá de construir la casa de Dios, aparece un listado de las guerras libradas por David contra sus enemigos. Entre los dos capítulos alusivos a la guerra, encontramos un capitulo que refiere a un acto de bondad con la casa de Shaúl. ¿Qué podemos aprender de ello y cuál es el significado de la correlación entre los temas?

En los capítulos que veremos a continuación, se revela la intensidad del poder de David en lo concerniente a las guerras con los enemigos del pueblo de Israel, en torno al reino. A pesar de que ya desde el principio David  salía en auxilio de las ciudades de Israel para salvarlas de Amalek y de los Pelishtim (filisteos), aquí están concentradas algunas guerras contra Amón, Moab, Amalek, Pelishtim y Aram. ¿Por qué David comienza justamente ahora su campaña de guerras? Más aún, el capítulo que inicia el relato de las guerras de David comienza con las palabras “Después de esto” (Capítulo 8, versículo 1), que se basan en los conceptos expresados por el profeta Natán a David.

Parece ser que la correlación temática indica hasta qué punto David es un siervo leal a Dios. En los conceptos de Natán a David, en el capítulo 7, no figura razón alguna para el rechazo a la solicitud de David de construir la casa de Dios. No obstante, en Divrei Haiamim I, Crónicas I, capitulo 21, es explicada la razón en forma pormenorizada: “Porque has derramado mucha sangre”. Precisamente, la multiplicidad de guerras libradas por David es lo que le impide construir la casa de Dios.

Aparentemente, después de esto, podríamos esperar ver a David manifestando su frustración. Ya que esas guerras las libro en favor de Israel y finalmente las mismas terminan siendo utilizadas en su contra. Sin embargo, David no es así. David comprende que esta es su misión en el mundo, luchar contra los enemigos de Israel, mientras que su hijo es el que tendrá el rol de construirle la casa a Dios, una vez que los israelitas puedan tomarse un respiro de todos sus enemigos. Justamente por eso, él quiere completar su misión determinada por Dios, a pesar de que no concuerda totalmente con sus primeras aspiraciones.

El derramamiento de sangre descripto en el transcurso de las guerras de David, no conlleva, Dios libre y guarde, un reproche de crueldad, sino el cumplimiento de la misión Divina. Esta es la razón por la cual el profeta separa los dos capítulos de las guerras del episodio del acto de bondad de David con la casa de Shaúl (9). También el capítulo alusivo a la guerra contra Amón comienza con un acto de bien (Capitulo 10, versículos 1-2). Para enseñarnos que las guerras de David tampoco surgen a partir de la tiranía de un rey cruel, sino a partir del sentido de justicia del enviado de Dios.

 

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