Demagogia barata-¡ayer y hoy!

Demagogia barata-¡ayer y hoy!

Desde tiempos inmemoriales, han sabido nuestros enemigos plantear argumentos falsos y odiosos a fin de sembrar miedo y desacreditarnos frente a todas las naciones. La mejor forma de afrontarlo es ignorarlo y no reaccionar o alternativamente, defenderse enérgicamente pero sin intentar fundamentar y explicar.   

Ravshake, el jefe del ejército de Sanjerib, el rey de Ashur, comienza una campaña de difamación contra Jizkiahu, el rey de Iehudá, en el marco de la cual, miente en la presentación de los hechos y tergiversa su sentido. Todo ello a fin de cautivar el corazón de los habitantes de Ierushalaim, con el objetivo de que ejerzan presión sobre el rey y se rindan ante él, de modo que pueda conducir a todos al exilio en el imperio asirio. Recorramos sus argumentos:

En primer lugar, él desprecia el poder de Jizkiahu y coloca a su aliado Egipto como un apoyo en el cual no es posible confiar. Este es el único argumento que también, el mismo Yeshaiahu justifica en sus profecías, aunque por cierto, por otras razones.

En segunda instancia, se aboca a generar una falta de confianza del pueblo en el rey Jizkiahu. Sostiene que Jizkiahu, aparentemente tiende a la confianza en Dios, aunque es él mismo el que demolió todas sus “Bamot”, sus “sitios altos” y sus altares y solo dejó el altar cercano a su palacio, el Templo en Ierushalaim, y ello para fortalecer su estatus en lugar del estatus de Dios. No es necesario señalar que se trata de un argumento mentiroso en su esencia, ya que Dios ordenó eliminar todas las “Bamot” construidas a su nombre y elevar ofrendas, única y exclusivamente en el Templo. Jizkiahu no hace esto en la búsqueda de honores, Dios libre y guarde, sino por apego a Dios y Su voluntad.

En tercer lugar, se muestra despectivo hacia el poder y la capacidad de Dios de salvar a Israel. Con su gran desfachatez, compara a Dios con los otros dioses que no lograron derrotar al rey de Ashur. Se olvida que él es un instrumento de Dios y que todo es realizado por misión de Dios. Es por ello que purgará su castigo, a pesar de que todo emanó de Dios. Él no atribuye su poder a Dios sino que está persuadido de que él es la fuente del poder y aquí se halla su error y pecado, por el cual terminará pagando un costo.

A partir de este episodio aprendemos un gran mensaje en lo concerniente a cómo confrontar con argumentos demagógicos y mentirosos. Jizkiahu nos enseña que debemos callar y no responder, ya que tal vez, nuestra reacción sea interpretada como una admisión de los hechos (Melajim II, capítulo 18, versículo 36; Yeshaiahu capítulo 36, versículo 21). Yeshaiahu nos enseña que hay que reaccionar agresivamente con argumentos de intimidación contrastantes a fin de establecer un equilibrio (Melajim II, capítulo 19; Yeshaiahu capítulo 37). No se le debe responder al enemigo de un modo educado y tolerante, sino adoptar su propio estilo y reaccionar enérgicamente.

 

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