Queda claro que David no tenía intención de luchar junto a los pelishtim, los filisteos, contra el pueblo de Israel, sino al contrario: actuar en favor del pueblo de Israel, desde el interior del campamento filisteo. Sin embargo, hasta una actuación como ésta, es problemática.
Los jefes filisteos discuten con Ajish acerca de la lealtad de David. Según la opinión de Ajish, David le es totalmente leal, y es de hecho, como un mercenario en su campamento, tal como en el ejército de Israel también prestaban servicio, no judíos como Ajimelej el Jiti y Doeg, el Edomi. Los jefes filisteos, por su parte, sostienen que la lealtad de David, héroe de Israel, es para su pueblo, y en el momento de la verdad, él actuara como una quinta columna. ¿Quién tuvo razón en esta discusión? Acaso realmente David tenía intenciones de luchar en el ejercito de Ajish, o tal vez, hacerles daño a los filisteos? Desde una perspectiva lógica, está claro que David no tenía ninguna intención real de causarles daño a los integrantes de su pueblo, pero ¿dónde está insinuado esto en el mismo texto bíblico? Como se recordara, David logró la confianza de Ajish a través del engaño, y por ende resulta que también aquí, Ajish cayó en las redes de David. Asi como en el capítulo 27, David le asesto un duro golpe a las tribus no judías del sur, y le presento a Ajish un panorama falso, como si él hubiera golpeado al pueblo de Israel, en nuestro capítulo, ocurre lo mismo: David quería continuar con el engaño a los pelishtim, y salvar a Israel, por medio de esta vía. Los príncipes de los pelishtim, sin embargo, frustraron el plan de engaño de David a Ajish, para de ese modo, influir en el resultado de la guerra. David no se apura a acordar con Ajish, y continúa la discusión. ¿Con qué intención, el texto bíblico extiende la discusión entre David y Ajish? Aparentemente, es aquí donde se pone de manifiesto el segundo punto del relato: la problemática de la senda de David. Dicha problemática se refleja en dos planos. Primero, Ajish es descrito como una figura moral, un tanto ingenua. Confía plenamente en David y le manifiesta “sus elogios”: “que tú has sido recto” (Capítulo 29, versículo 6): un elogio un tanto discordante a la luz del comportamiento falso de David, incluso si estaba destinado fundamentalmente a objetivos positivos.
Segundo, como ya señaláramos, también la presentación del propio David como un traidor es contemplada como problemática. ¿Acaso es apropiado que David se refiera a su pueblo como si fueran: “los enemigos de mi señor el rey” (Versículo 8)?
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”