Matot y Masei vienen unidas. Matot son las tribus de Israel, Masei es el Galut, es la marcha (Masá) de los judíos en la Diáspora.
Y es muy significativo. Matot y Masei vienen unidos. La diáspora con las tribus. Ashkenazim, Sefaradim, Teimanim, en muchas tribus se halla dividido el pueblo judío, en muchas tribus que a veces no se comprenden ni reconocen mutuamente. He aquí el verdadero Galuth, y el verdadero problema de Kibutz Galuiot.
Por ello mismo el Galuth, los MASEI de Israel, constituyen un gran enigma.
Cómo ha podido el pueblo judío conservarse, Cómo ha podido subsistir, y sobre todo. Cómo ha podido renacer?
En Pirkei-Abot leemos sobre la continuidad de la Mesora,de la tradición:
Moshe, Ieoshua, los ancianos, los profetas y los ANSHEI-KNESET-HAGUEDOLA, “los hombres de la gran asamblea”.
Es muy interesante ubicarlos históricamente. Los Anshei Kneset aguedola fueron los continuadores de la obra de Ezra y Nejemia. Los judíos retornan del Galuth de Babilonia, la tierra se halla totalmente abandonada y los enemigos, todos los pueblos de la cercanía odiando a Israel tratan por todos los medios de evitar que los judíos sigan reconstruyendo Eretz lsrael, y los judíos según palabras del mismo Nejemia deben construir con una de sus manos, mientras que en la otra "debemos esgrimir la lanza”.
En aquél instante aparecen los ANSHEI KNESET HAGUEDOLA con Ezra, Nejemia y los últimos profetas Jagai, Zejaria y Malaji. En aquellos trágicos instantes en que todo estaba aún en su primera fase, en que todo tambaleaba, traen al pueblo un nuevo pacto, no político ni militar, un pacto espiritual, la unión del pueblo con D’s.
La economía, la política estaba aún sin consolidar, y he aquí que aparece un problema "suntuoso" digamos, la preocupación espiritual. Antes de pensar en el espíritu, deberíamos pensar en piedras para las murallas, seguramente dirían muchos. Ezra trata de purificar a la familia judía y muchos repudian a sus idólatras mujeres que en su mayoría venían de Amón y Moab. Muchos seguramente habrían de tener más interés en pactos de amistad con aquellos pueblos, que en "agravarlos" de tal manera.
Seguramente debía de ser la disputa. Y hoy con los derechos que nos da la historia, podemos detenernos a juzgar cuál de las dos posiciones era la más exacta. La de Ezra que triunfó, o la de sus contrarios, y no es necesario que demos un veredicto. El sólo hecho de existir, la sola subsistencia del pueblo judío es la mayor prueba a favor de Ezra y su KNESET-HAGUEDOLA.
Las murallas eran necesarias, era necesaria una defensa, pero más necesario es un porqué, un ideal para el pueblo. Si el pueblo no tiene un ideal superior, no puede existir, no tiene “porqué", ni "para qué" existir. Y éste fué el imperativo de Shibat Zion, del retorno de Sión. Cada uno debía tener un arma, pero cada uno debía tener, debía poseer la Torá, un ideal superior, ser algo, ser alguien, ser un hombre y un pueblo. Sin la Torá no hubiese habido futuro.
Para comprender mejor esta idea es interesante recordar una pequeña Agada del Talmud.
"Rabi Yuda Nesiá (dirigente del judaísmo en Eretz Israel, en el siglo IV de la era civil), envió a Rabí Ami, Rabi Así, y Rabi Jia a recorrer las ciudades de Eretz Israel para nombrar en ellas maestros y educadores. Pasaron por una ciudad donde no encontraron ni maestro ni educador. Dijeron a los habitantes de la ciudad:
Traedme los guardianes de la ciudad.
Les trajeron los policías de la ciudad. Preguntaron entonces los sabios:
▪ Estos son los que cuidan la ciudad. No son éstos sino los destructores de la ciudad.
▪ Y quiénes son los cuidadores?
• Los maestros y educadores. Pues está escrito:
“אם ד' לא ישמור עיר שוא שקד שומר"
"Si D's no cuidara la ciudad, inútilmente se afanará el guardián"
Este pequeño relato nos muestra en su sencillez los principios que hemos estado analizando. Toda ciudad tiene sus guardianes, su policía, su ejército. Tiene su guardia material, pero no sería nada envidiable el tener que poner un policía al lado de cada persona. Un estado que se basa en la policía es un estado pervertido, malo y donde el mal sólo se puede suprimir con el mal.
La verdadera educación es la moral.
Esta misma idea es la que fue realizada por Ezra y su Kneset-Haguedola y que fue materializada en el Talmud y en la legislación hebra. No el imperio de la fuerza, sino el de la ley.
Las murallas de piedra fueron necesarias, Nejemia construyó las murallas con las armas en la mano, pero a su lado Ezra levantaba una muralla de almas, elevaba al pueblo y lo salvaba por la eternidad.
''Si D’s no cuidará la ciudad, inútilmente se afanará el guardián” El verdadero cuidado es el espiritual, la verdadera redención, la del alma.
Y este es también el secreto del galuth, y comprenderemos ahora nuestro enigma.
Y lo haremos recordando un pequeño comentario de nuestros Jajamim.
El talmud en Sanedrín nos relata un interesante diálogo entre los judíos y los profetas. El profeta Yejezquel nos relata cómo los judíos le vienen a preguntar si con la Diáspora ha llegado el tiempo de adorar “la madera y la piedra”. Es decir los ídolos. El Talmud nos expresa esta idea relatándonos que los judíos se dirigieron a sus profetas con una “pregunta legal”.
La Teruma es la parte de la cosecha que se le daba al sacerdote. Si el sacerdote tenía un esclavo, el esclavo también podía comer de ella, si él vende al esclavo, no puede ya éste comer de la Teruma.
Los judíos se erigen a los profetas y les dicen: “Ya ha llegado el momento de que saquemos de nosotros el OL MALJUT SHAMAIM, el reino divino, para convertirnos en idólatras. Un esclavo a quien su amo ha vendido, acaso puede comer Teruma?" (y el Señor nos ha vendido a los pueblos del mundo).
Y el profeta respondió: “Todos los pueblos mismos son esclavos del Señor, y aquéllo que ha comprado el esclavo, ha comprado el amo, es decir pertenece al amo"
“מה שקנה עבד קנה רבו"
Este es un pequeño y extraño Maamar pero que encierra en sí un sentido inconmensurable quizás.
El pueblo judío es expulsado de su tierra, para todos los pueblos del mundo destrucción, expulsión y muerte son sinónimos. Pero el pueblo judío tiene un propio diccionario. Alguien ha dicho que tiene la particularidad de anular todos las teorías que sobre la historia se han escrito, y no se ha equivocado. Todos los pueblos del mundo al ser desterrados, al ser vencidos desaparecen. La Roma de hoy en día, no es ya la antigua, menos aún la Grecia y el Egipto. Y este es el problema de Israel. Sale el pueblo judío a la Diáspora. Un esclavo a quien su amo ha vendido come acaso Teruma!
El pueblo judío ha perdido su envoltura. Su caparazón es total puede y debe seguir existiendo?
Pero "lo que ha comprado el esclavo, ha comprado el amo", y sobre todo "todos los pueblos de la tierra son esclavos del Señor". Para el judaísmo la Torá se halla por encima de determinado lugar y momento. La Torá está por encima del tiempo y del espacio, D’s reina sobre todo el Universo, y ni aún en el "tragados por la ballena" podrán los Jonas escapar. Una idea política, militar es sólo producto de determinadas circunstancias, una ideología, una “visión del mundo", una Torá como el Judaísmo, está por encima de todo.
Y este es el sentido de la Agada, de la sencilla pero profunda Agada. Aún bajo La dominación de los pueblos, sabe Israel que hay un Ser Supremo, ante el cual los amos son esclavos.
La Torá ha sido la que nos ha salvado, la que nos ha conservado en el Galuth, y este es el sentido de todos nuestros pensamientos.
Si nos hubiésemos dedicado a nuestra conservación material únicamente, ni aun materialmente hubiésemos subsistido. El poderío, la fuerza ha sido lo que ha destruido a los grandes imperios, y el Espíritu ha sido lo que conservó al pueblo Judío. “No inútilmente se ha afanado pues el guardián".
Y esta es la clave del tan misterioso enigma judío.
Clave muy sencilla en sí. Pueden los judíos estar separados, diseminados, no comprenderse ni reconocerse.
En el fondo del alma hay sin embargo algo que une a los MATOT en todos los MASEI, la Torá.
Allí donde se ha abandonado la Torá ha sucumbido también el judaísmo, y si quisiéramos enunciarlo en forma matemática diríamos: "El pueblo judío es función del judaísmo”.
Es por ello que el pueblo ha subsistido y subsistirá, porque la Torá es en sí eterna.