El acta de matrimonio entre nosotros y Dios

El acta de matrimonio entre nosotros y Dios

El acta de matrimonio en la boda ancla el vínculo y el pacto entre el marido y la mujer, tanto de las obligaciones como de los derechos. El episodio de la maldición y la bendición también tiene como objetivo establecer y estabilizar nuestra relación con Dios y enseñarnos que el vínculo que se establece en el amor, también contiene el lenguaje de los deberes.

Una de las costumbres singulares entre las costumbres de la Jupá (Ceremonia nupcial) del pueblo de Israel, es la lectura del acta de matrimonio bajo la Jupá. El acta de matrimonio introduce en la vida matrimonial el documento de los deberes.

El matrimonio propiamente dicho debe llevarse a cabo por la libre voluntad de ambos cónyuges. Tanto el hombre como la mujer ingresan a la Jupá únicamente por propia voluntad, y cuando ello no es así-el compromiso no es válido. El amor, la fraternidad, la paz y la amistad no son solamente un deber jurídico con el ingreso a la Jupá, sino que son el molde más esencial para un matrimonio feliz y significativo. Nuestra expectativa es que efectivamente así vivan los integrantes de la pareja a lo largo de toda su vida. Sin embargo, la Halajá (Ley Judía) inteligente sabe a veces se acumulan nubes en la vida matrimonial, y es necesario recordar que el matrimonio también incluye deberes.

El acta matrimonial no viene a enseñarnos solamente en relación al hombre y su mujer, sino también acerca de la relación entre Dios y las personas. La gran expectativa es que la vida de fe sea una vida de amor y fraternidad, paz y amistad. De este modo lo imaginaron los profetas a lo largo de sus profecías reflejando la relación entre el pueblo de Israel y Dios, y le enseñaron al mundo todo que se trata de “amabilidad juvenil y de amor nupcial”. Esa es la vida de fe que estamos llamados a practicar: una vida de apego y voluntad, de comunicación y amor. Y así es como aprendemos que en la vida de fe también se halla el “acta matrimonial”. El acta es lo esencial de nuestro capítulo-la sección de la bendición y la maldición.

La sección de la bendición y la maldición nos enseña que el nexo entre nosotros y Dios trae consigo también el lenguaje de los deberes. Es un gran privilegio ser parte de la comunidad de creyentes, pero este privilegio conlleva también deberes. Incluso cuando en la vida de fe se acumulan algunas nubes, el vínculo se torna difícil, y hay voluntad de abandonar la responsabilidad y olvidar que se trata de una vida conyugal vinculante-viene esta sección y nos recuerda que a este pacto ingresamos por propia voluntad, y expresamos “Haremos y escucharemos”, y de aquí en adelante estamos comprometidos.

Esta también debe ser la forma en que nos relacionamos con el mundo de la Halajá y el deber de cuidarla estrictamente: ella representa para nosotros un mundo para la expresión de nuestro amor al Soberano del mundo, y todo ese particular mundo del nexo entre la persona y su Dios, y de a poco, introduce en este vínculo el mundo del compromiso. Existe lo prohibido y el deber, lo abominable y lo que no se puede, y todo ello se encuentra en la vida de fe, como parte integral de ella.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio de la Academia Rabínica "Orot Shaul".

 

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