¿Acaso nosotros sentimos a Dios en nuestro interior? Y de no ser así, ¿cómo podremos percibir cuando Dios golpea a nuestra ventana y nos llama a retornar?
El profeta Hoshea utiliza un mundo amplio de figuras e imágenes que tal vez nos permite decodificar algo posible y supuesto del texto en relación a lo que nos sucede, a la situación que estamos viviendo.
La mujer siente un distanciamiento de su marido, y se considera una viuda. En lugar de su esperar a su esposo, ella decide que no lo esperará más. Si él no quiere venir, ella se va. Se quita sus prendas de viudez, viste una ropa nueva, y decide emprender una nueva vida.
Aun si el marido, el amado, Habrá de regresar, será difícil recomponer la relación con él. Ya que durante muchos años, él y otros la golpearon y le hicieron mal. Los casamenteros intentan convencerla para que retorne a él, pero al mismo tiempo lo presentan de un modo deprimente. Ella quiere retornar a una vida normativa, pero el hombre es descripto como si estuviera fuera de la vida.
A veces, los integrantes de una pareja sienten una gran desconexión con serios sufrimientos y gran tensión, y no resulta nada sencillo retornar a un encuentro renovado.
Y ahora, debemos contemplar nuestras relaciones con Dios y esclarecer si es que finalmente, nuestro amado ha regresado. ¿Acaso podemos contemplar que Él ha regresado? ¿Cómo debemos retornar a nuestro amado? ¿Y qué acontecerá, cuando descubramos que nuestro amado está concretamente aquí?
Sintetizado y editado por el equipo del sitio del Tanaj, extraído de la clase dictada en las jornadas de estudio de Tanaj.