En nuestro capítulo Paró reconoce por primera vez que pecó e incluso se culpa a sí mismo y a su pueblo por pecados anteriores. ¿Qué le sucedió ? ¿Qué rompió el caparazón de orgullo que tenía hasta ahora? ¿Y qué podemos aprender a partir de su reacción?
El Profeta Iejezkel cita en nombre de Paró-aparentemente no se trata del Paró de la salida de Egipto sino de otro- la expresión “El Nilo es mío, el Nilo es mi creación” (Iejezkel, capítulo 29, versículo 3), cuyo significado de hecho es “yo soy una síntesis de la perfección del mundo”. Este pensamiento básico está redactado de ese modo por Paró, pero también se encuentra, de un modo más fino, en toda persona. Sólo cuando la persona abandona esta mentalidad, surge en ella la apertura hacia el arrepentimiento.
Por ello, y más allá de las diferencias, los fenómenos descriptos acerca de Paró, existen también en otras personas. Cuando a raíz de una respuesta sobre un hecho determinado, se revela repentinamente, un nuevo sistema de pensamiento, por el cual todos los elementos pasan a tener un sentido totalmente diferente. En un caso de esas características, la respuesta no está únicamente relacionada con su punto de partida; la misma se amplía y se vuelve significativa para toda la vida de la persona. El arrepentimiento de Paró debería enseñarnos la moraleja tanto del alcance como del esfuerzo por alcanzar las raíces del pecado. El arrepentimiento, nunca es algo simple; incluso cuando la persona manifiesta arrepentimiento y desea retornar, pueden surgir problemas básicos en el proceso y su aplicación, y por otro lado, el ejemplo del arrepentimiento de Paró es un buen ejemplo de pleno arrepentimiento.
A veces ocurre que una persona dice “esta vez he pecado”, y eso es algo grandioso; mas hay una virtud aún mayor, cuando una persona se encuentra en un proceso de introspección, a tal punto que expresa: “Dios es el justo, y yo y mi pueblo somos los malvados” (Versículo 27). Su arrepentimiento se remonta 300 años atrás, ya que comprende que su pecado no ha comenzado recién ahora, a partir de este fenómeno, y la persona regresa a las raíces de los hechos. En el episodio de las diez plagas Paró atraviesa un estremecimiento importante y sorprendente. El pobre Paró escucha por primera vez rayos y truenos, que nunca en su vida había escuchado, le caen del cielo elementos que nunca había visto (granizo con fuego), y se siente conmocionado-y entonces empieza a pensar: “Un momento, tal vez no soy dios”. A partir de ese momento, se abre ante él un abismo y se pregunta: ¿Dónde estuvo toda mi vida? Cuando tales concepciones de la estructura se rompen y todo parece distinto, entonces es posible volver a empezar.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Jaiei Olam: Sijot al Parshat Hashavua", publicado por "Maguid"